Las bebidas azucaradas son una bomba de calorías. Sin embargo, muchas personas no son conscientes de que engordan y apenas sacian el apetito. Conoce aquí por qué deberías evitarlas.
¿POR QUÉ LOS LÍQUIDOS NO NOS SACIAN?
Este tipo de líquidos, al igual que la comida, contribuyen a la ingesta de calorías pero, en comparación con los alimentos sólidos, permanecen mucho menos tiempo en el estómago, por lo que la sensación de saciedad dura, como máximo, treinta minutos.
“La sensación de saciedad viene determinada por la cantidad de alimento sólido ingerido y la consecuente dilatación de la pared del estómago”, explica Volker Schusdziarra, internista y director de la unidad de nutrición de Klinikum rechts der Isar en Múnich, en el sur de Alemania.
El tener el estómago lleno, lo que produce la dilatación de la pared del estómago, estimulan el denominado “nervio vago”. “Es la conexión entre el tracto gastrointestinal y el cerebro y trasmite el estímulo al cerebro. El hipotálamo libera hormonas que nos indican saciedad”, explica el experto a la publicación “Apotheken-Umschau”.
Naturalmente también los líquidos dilatan la pared del estómago, pero únicamente durante un breve lapso. Los líquidos pasan por el estómago a una velocidad de 25 milímetros por minuto. Así, medio litro de un líquido vuelve a estar fuera del estómago en 20 minutos.
Precisamente porque los líquidos no sacian, aunque con un refresco consumamos gran cantidad de calorías líquidas, no dejamos por ello de ingerir proporcionalmente menos comida. A ello se suma un segundo problema: aunque estemos satisfechos y no seamos capaces de ingerir ni una caloría más de forma sólida, la bebida siempre entra. Por eso “las bebidas ricas en calorías hacen engordar rápidamente”, advierte Schusdziarra.
BOMBAS CALÓRICAS
Muchas personas desconocen la cantidad de calorías que ingieren solo al consumir cualquier bebida que no sea agua. Así, por ejemplo, los jugos de caja, una bebida rica en vitaminas que en ese sentido goza de buena reputación, contiene prácticamente las mismas calorías que una gaseosa o el café soluble instantáneo.
“Por mi consulta pasan muchos pacientes que ingieren tantas calorías en forma líquida que deberían renunciar al menos a una de las comidas principales para compensar”, señala Schusdziarra, que recomienda tomar agua o té sin azúcar.
Al margen de la ingesta de energía, las bebidas ricas en calorías presentan un problema añadido, pues “disparan el nivel de insulina y provocan picos de insulina más elevados que los alimentos sólidos ricos en hidratos de carbono“, indica el experto.
“Incluso con cantidades menores de azúcar en forma líquida, *el nivel de insulina se mantienen constantemente alto, lo cual bloquea durante largos espacios de tiempo la eliminación de tejido adiposo*”, agrega.
Así, tras beber medio litro de jugo, la eliminación de tejido adiposo queda bloqueada durante dos horas y media y para colmo uno ni siquiera se siente satisfecho.