Un tratamiento experimental para combatir cuadros de leucemia agresiva ha resultado exitoso en Estados Unidos y Emma Whitehead es la prueba viviente de ello.
La niña se sometió a dos quimioterapias sin resultado alguno y fue una terapia con células inmunitarias la que le salvó la vida.
El tratamiento se realizó en el Hospital Infantil de Filadelfia. Los médicos extrajeron del cuerpo de Emmma millones de células T (glóbulos blancos) y le insertaron genes capaces de matar las células cancerígenas. El propósito es reprogramar el sistema inmune.
La terapia, desarrollada en la Universidad de Pensilvania, hace que el paciente enferme gravemente y presente temblores y fiebres. Los oncólogos llaman a esta primera etapa ‘sacudir y cocer’ (shake and bake), periodo que casi mata a Emma en lugar de combatir su leucemia linfoblástica aguda.
Hasta el momento, el tratamiento no se había sido probado en otros niños. Solo tres adultos han presentado una remisión completa de su cáncer tras el tiempo de prueba (cinco años). En otros casos, los resultados no han sido tan buenos, aunque los expertos en oncología señalan que es un método muy prometedor.