Aunque podrían confundirse porque comparten diversos síntomas, el covid -19 y la gripe son infecciones distintas. ¿Cómo saber cuál es la que estamos experimentando? Observando con mayor atención al proceso, responde el jefe del Servicio de Neumología del Hospital Alberto Sabogal de EsSalud, Carlos Iberico Barrera.
El tiempo. Por lo general, las gripes duran siete días y, de prolongarse un poco más, los síntomas siempre van a la baja, y experimentan un descenso en intensidad.
“En cambio, en los casos covid-19, los síntomas van a persistir en intensidad y hasta pueden complicarse con una dificultad para respirar. De ser este el caso, no hay que pensar dos veces en acudir a un centro de salud”.
Dejar de oler y saborear las cosas. Si el caso se presenta con reducción del olfato y sentido del gusto hay una alta probabilidad de tener covid- 19.
“Es importante tener cuidado con empezar a darle las explicaciones a algo que estamos presentando, con frases como “me ha dado los bronquios”, “es que limpié con lejía y eso me cerró los bronquios o la nariz” ya que podría tratarse de un caso de coronavirus”, anotó.
El especialista comentó que para despejar dudas, como parte del diagnóstico clínico, pregunta siempre a los pacientes si es la primera vez que tiene dichos síntomas o, por el contrario, si ya los ha experimentado antes y en qué condiciones.
“Entonces, si es la primera vez que no reconoce los olores, sabores, me dice que antes había limpiado con lejía, pero nunca se le había tapado la nariz, eso hablaría a favor de que sea covid-19”.
Dolor torácico. Una gripe, incluso si durara más de siete días, no te impide respirar, señaló enfático el doctor Iberico.
Por tanto, si se tiene una presumible gripe y “además existe dolor torácico (en el pecho), dificultad para respirar, haya ausencia del sentido del gusto, del olfato, lo más probable es que estamos ante un caso de coronavirus”.
Comentó que sus pacientes con esta infección presentan también dolor en la espalda.
“Hay personas que lo tienen más adelante y otras más atrás. Y otras que lo tienen en ambas localizaciones. Es un dolor tipo opresión. Los pacientes dicen que es como si alguien los estuviera aplastando, es un dolor punzante o quemante. Eso, generalmente, no se ve en un resfrío común”, subrayó.
Disnea. Si después que pasó la fiebre, el malestar de cuerpo, la persona siente que le falta de aire, hay también una alta probabilidad de que se trate de un caso de coronavirus.
“Eso ocurre si el paciente está en el segundo estadío de la enfermedad (etapa inflamatoria) y presenta el síntoma cardinal de la disnea, que es la falta de aire. Ante la posibilidad de no poder respirar, se debe ir al médico de inmediato”.
Para estar seguro, sugirió hacerse las preguntas clínicas anteriores “¿es la primera vez que me pasa esto? O ¿soy una persona que por lo general tengo sensación de falta de aire porque soy asmático o sufro del corazón? Si la respuesta es no sufro de nada y empiezo a tener problemas para poder respirar, hay que estar muy alerta”.
Hipoxemia feliz.- El especialista de Essalud aprovechó para alertar sobre los peligros de esta complicación asociada a los casos de coronavirus.
La hipoxemia evidencia un nivel de saturación de oxígeno en sangre extremadamente bajo, visible en una gran dificultad para respirar.
El problema en la denominada «hipoxemia feliz» es que los pacientes ni se enteran que su vida corre peligro, porque respiran bien y parecen estar completamente sanos.
“Cuando hay baja saturación o baja concentración de oxígeno y además se tiene disnea, estamos hablando de un caso severo”, advirtió.
La saturación de oxígeno es medida con ayuda de un oxitómetro de pulso o pulsioxímetro, un pequeño aparato que se coloca como una pinza en el dedo cuando pasamos evaluación médica. El valor ideal es 100. Cuanto más baje este índice, mayor será el peligro de asfixia.
“Ante la falta de este aparatito, podríamos obtener nuestra saturación tomándonos la frecuencia cardiaca y la frecuencia respiratoria. Si veo que mi frecuencia cardiaca (contracción del corazón durante un minuto) sube sin razón aparente, hay motivo de preocupación. Los valores normales están entre los 60 y 110”.
Este valor puede elevarse si hacemos ejercicio, subimos escaleras, corremos o estamos muy ansiosos o nerviosos.
Por su parte, la frecuencia respiratoria es la cantidad de respiraciones completas (tomar y soltar aire una vez) de una persona durante un minuto. Los valores normales de un adulto en reposo oscilan entre 12 a 20. A mayor cantidad de respiraciones en ese tiempo, sin una razón aparente, es un caso que debe observarse con cuidado.
“A algunos pacientes con covid-19, que se manejan de forma ambulatoria, y no tienen oxímetro de pulso, les enseño en el mismo consultorio a medirse la frecuencia cardiaca y respiratoria, que se deben tomar todos los días, para darnos idea de cómo va su caso”, anotó el experto.
Tratamientos.
Mientras la gripe se resuelve con descanso físico y medicamentos simples, como paracetamol, para paliar los síntomas como la fiebre y el dolor de cuerpo; el covid-19 puede necesitar antibióticos e incluso hospitalización.
El jefe del servicio de neumología del hospital Sabogal comentó que ante un caso de corononavirus entrarán en juego diversas variables para determinar el tratamiento.
“No es lo mismo en un joven de 20 años, que no tiene ninguna enfermedad, que en una señora de 80 años, que es hipertensa, diabética, tiene insuficiencia cardiaca y cirrosis hepática”.
Aprovechó para advertir las terribles consecuencias de automedicarse ante la sospecha de covid-19: desde hemorragia digestivas “por haber escuchado en televisión que se debe tomar warfarina” hasta pérdida de la flora bacterial que protege todo nuestro cuerpo por ingerir azitromicina sin control, con los cual quedaremos expuestos a “infecciones sobre agregadas por otras bacterias”.
Prevención. Las medidas para prevenir la gripe y el coronavirus son las mismas.
“Si se acostumbró a los cuidados para el covid- 19 (está con máscara, se lava las manos y guardia distancia física), será más difícil que se contagie de gripe. Porque ambos virus entran por las mucosas, viajan cuando uno tose, estornuda y están en las mano. Es exactamente lo mismo”.
El experto pidió no olvidar que el cuerpo es como una máquina, que para funcionar bien requiere buena alimentación, actividad física, reposo adecuado y una vida sin mucho estrés.
Es vital, dijo, incluir siempre vitamina C, un gran antioxidante requerido por nuestro sistema inmunológico, pero no el único. Los encontramos en los alimentos de diversos colores.
Fuente: Andina