El consumo de sal en exceso incrementa el riesgo y empeora las enfermedades cardiovasculares. En Sudamérica la prevalencia de hipertensión va de 8% a 30% de la población, causa 7,1 millones de muertes prematuras, es responsable del 4,5% de la carga de enfermedad en el mundo y del 45% de enfermedades al corazón (The World Health Report 2003: Shaping the future. Geneva, Switzerland: WHO 2003).
Especialistas estiman que en promedio una persona consume entre 10 a 12 gramos de sal al día (incluye todos los alimentos que ya contienen sal o sodio), mientras que la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud es apenas 5 gramos (1 cucharadita).
La sal es un aditivo natural que contiene 40% de sodio y el resto es cloro. El 77% del sodio que consumimos se obtiene de los alimentos procesados y de los restaurantes, un 12% proviene de los alimentos naturales, un 6% se agrega en la mesa y un 5% durante la preparación de las comidas.
Para disminuir el consumo de sal empiece por reducir el consumo de alimentos procesados: productos sazonados, snacks salados, nueces saladas, conservas, galletas, embutidos, pastelería, sopas de sobre, salsas, cremas, los cubitos de caldo y comida rápida o fast food (son ricos en sodio aún cuando no sintamos el sabor en exceso salado).
Luego, evite agregar más sal a su comida y finalmente, según cada caso particular, podría evitar alimentos naturales ricos en sodio (carnes, pescados y mariscos, lácteos y derivados, huevo).
La culinaria peruana en la sierra y la selva incluye procesos de cocción y conservación con abundante sal. Los alimentos como embutidos, tocinos, productos ahumados, encurtidos, carnes secadas con sal (ejemplo el charqui) y las aceitunas concentran mucha sal. Sin embargo, si la cantidad consumida es pequeña en relación a todo el plato y si su frecuencia de consumo no supera 2 veces al mes, no debería representar un factor de riesgo.