Los muchachos están de acuerdo. Sus padres no. Ante la propuesta –aprobada ya en la Comisión de la Mujer y Familia del Congreso– de despenalizar las relaciones sexuales entre y con adolescentes, La República salió a preguntar tanto a chicos y chicas como a los padres de familia.
El resultado fue un abanico de opiniones encontradas entre lo que piensan los padres –más dados a penalizar las relaciones sexuales consentidas de los chicos– y lo que piensan los propios adolescentes, quienes argumentaron tener la suficiente madurez como para tomar sus propias decisiones al respecto.
¿Estás de acuerdo con el proyecto de despenalizar las relaciones sexuales consentidas de los adolescentes?, preguntamos a una muchacha a la salida de la Asociación Cristiana de Jóvenes.
Luigi Fernandino, no solo cree que las relaciones entre adolescentes deben ser despenalizadas, sino también que los propios padres saben lo que están haciendo sus hijos cuando se enteran de que tienen un enamorado o una enamorada. «En una relación así, estable, los padres ya saben lo que están haciendo sus hijos», dice Luigi.
Ernesto Navarrete no es un menor de edad. Tiene 18 años, pero también puede opinar sobre el proyecto de ley pues esta propuesta indica que también se deberían despenalizar las relaciones entre un mayor de edad y un adolescente.
«Mientras ambos quieran, mientras las relaciones que ellos mantengan sean consentidas, no veo por qué es algo malo”, afirma Ernesto a la salida de su instituto.
¿Y los padres?
El contraste llega cuando se pregunta sobre este tema a los padres. Si entre los muchachos la mayoría está de acuerdo con despenalizar las relaciones sexuales entre y con adolescentes, los padres en cambio se muestran en franco desacuerdo.
La señora Carmen Solano, por ejemplo, siente que sería un peligro aprobar esta norma. Carmen, de 65 años y madre de un muchacho de 13, teme que la ley –de aprobarse– abra las puertas para el delito de seducción y que una mujer mayor pueda aprovecharse del adolescente. «El peligro es igual para los varones que para las señoritas», dice mientras arregla su pequeño puesto de jugos en el campo ferial San Marcos, del jirón Cotabambas, en el Centro de Lima.
«Yo creo que es importante que los padres hablen bastante con sus hijos. Como mamá no quisiera que se aprovechen de mi hijo ni que él le haga daño a una chica”, agrega doña Carmen.
Algo más enfática, Celia Huaylla, de 34 años, cree que es mejor no despenalizar nada. «No se puede correr el riesgo de que algunos jóvenes se aprovechen de las chicas y que las embaracen», indica mientras mira a su hija Angie, de 13 años, a quien dice cuidar como a su mayor tesoro y a quien siempre le habla de los chicos para «que se cuide». “Ella sabe que debe cuidarse, es pequeña y necesita saber los peligros que hay en la calle”, dice sin dejar el tono de preocupación.
Consentimiento en mira
Celia ha dado en el clavo, es decir, precisamente en esa parte del proyecto que no ha tenido mayor difusión, a decir de Beatriz Ramírez, abogada de Promsex. Según la especialista, si bien este proyecto de ley despenaliza las relaciones sexuales consentidas entre y con adolescentes, también establece un «candado» para poder proteger a los menores de figuras como la violación, la seducción o la coacción, que sí son delitos que merecen sanción y pena. Este proyecto tiene, para Ramírez, una novedad, un concepto nunca antes aplicado en la ley peruana para estos temas: la figura del «consentimiento no válido».
Pongamos –dice Ramírez– un típico ejemplo: un señor de 30 años con una jovencita, digamos, de 17. ¿Qué sucede si la familia de ella sospecha que esa relación surgió bajo una coacción o que la adolescente fue inducida a tener relaciones sexuales? Así el o la adolescente diga que sus relaciones fueron consentidas, si se logra probar lo contrario, es decir que fue inducido o coaccionado, se aplicarán las sanciones correspondientes.
«Quienes están en contra argumentan que esto aumentará las violaciones sexuales, pero no ven que tal como está la legislación, que tiene ya alrededor de seis años, las violaciones a menores de edad no han disminuido en lo absoluto», indicó la abogada.
Madres adolescentes
Pedro Mascaro, director del Instituto Nacional Materno Perinatal (ex Maternidad de Lima), por su parte, tiene su propia visión del tema y, a pesar de que dice no poder dar una opinión sobre la despenalización, sí destaca que hay un problema para la institución que encabeza y es el alto índice de embarazos adolescentes que atienden diariamente.
Es un problema porque el padre menor de edad, por miedo a ser detenido, no aparece más por la maternidad.
Ese es el caso de «María». «Yo creo que mi pareja tuvo miedo de que lo metan preso, por eso no vino», dice.
Por eso también está sola en su cama de la Maternidad de Lima. Tiene 17 años y mucha incertidumbre: no sabe si el padre de su bebé, también de 17 años, podrá asumir su responsabilidad, o quizás lo detengan o termine acusado de una violación que no cometió, pues finalmente tenían poco más de un año de relación y eran enamorados cuando ella quedó embarazada.
«Nosotros debemos informar a la fiscalía cuando tenemos casos de menores de edad en nuestro nosocomio. Por ese temor de ser denunciado o detenido es que el padre del bebé no acompaña a la madre», indica Mascaro. Pero se trata en realidad de un círculo vicioso que va mucho más allá.
Una vez que el padre es denunciado, huye y ya no puede hacerse cargo del niño ni de la madre. Por otro lado, nosotros tenemos que esperar una orden de la fiscalía para poder dar de alta a la madre.
«Es un trámite que toma tiempo; en ese tiempo nuestro servicio de maternidad seguirá copado», apunta el titular de una institución en la que se presentan de 3.600 a 4 mil casos de madres menores de edad en un año. Se trata sin duda de un tema cuyas aristas están entre el problema social y –aún– el tabú.
«Jóvenes demandan se les enseñe una auténtica sexualidad»
«Los jóvenes demandan que se les enseñe una auténtica sexualidad, en su dimensión global, humana, afectiva, social, que les permita integrarla en sus vidas», opina el especialista Teodoro Martínez Arán, del Centro de Colaboraciones Solidarias, en uno de sus artículos.
Para él, es indispensable «abandonar sermones, e intentar comprender las necesidades de los jóvenes en la actualidad», las cuales no son las mismas que antes.
Señala en cambio que la comunicación a los jóvenes sobre estos temas de sexualidad deben tratarse como algo natural que de ninguna manera «puede conducir a represiones ni a sentimientos de culpa innecesarios».
«Existen campañas de educación sexual, en las que los jóvenes dicen haber participado y que juzgan útiles», precisa, tras detallar que con internet mucha información que buscan están a su alcance.
Por ello recomienda una educación de calidad sobre estos temas para que los jóvenes encuentren lo que busquen y sepan llevar una sexualidad responsable.
Iniciativa
Con el fin de evitar los embarazos en menores de edad, el Ministerio de Salud anunció la estrategia PLANEA.
El Plan Andino para la Prevención de Embarazo en Adolescentes (PLANEA), busca identificar los determinantes sociales de esta realidad y su impacto en la salud de los jóvenes.
El plan tiene por objetivo construir políticas públicas para afrontar los embarazos en adolescentes.
Fuente: La República.pe