Metacognición

En la próxima Prueba Única Nacional, para concurso público de nombramiento y contratación docente, que ha sido convocada por el Ministerio de Educación para este 23 de agosto, uno de los temas centrales que debemos repasar y tomar en cuenta para reforzar nuestros conocimientos pedagógicos es el de la Metacognición, que hacer más allá de los procesos cognitivos en sí mismos, para reflexionar e internalizar, cerebralmente hablando, sobre aquellas cosas que nuestros estudiantes van acopiando durante los procesos de aprendizaje que nosotros, como profesionales de la educación, proponemos y lideramos en cada jornada de aula, en cada diseño curricular, y proyecto, en cada año lectivo. En esta nota les contamos la definición básica de Metacognición y algunos datos relevantes sobre este tema.

Seguramente has leído la palabra “metacognición” dentro del Diseño Curricular Básico Nacional o la has escuchado de alguno de tus colegas, y te estarás preguntando sobre su significado. Se trata de la capacidad que tiene una persona para reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y forma de aprendizaje; es decir, ayuda a conocer y autorregular los procesos mentales básicos en su cognición.

Debido a ello, este tema es uno de los más desarrollados por el Ministerio de Educación en el plan curricular nacional porque la enseñanza a los alumnos no se debe basar en cuánto conocimiento acumula, sino que es más importante su capacidad de producción o construcción de pensamientos, un adiestramiento que asegure su aprendizaje a largo plazo.

Por ejemplo, en un control de lectura no basta con que el alumno comprenda el texto y el papel de cada personaje, sino que se pregunte si pudo entenderlo en una sola leída o requirió de un diccionario o de una publicación adicional. Se busca que tengan la habilidad de controlar su propio proceso de aprendizaje, juzgando sus desempeños para ir mejorándolos poco a poco.

Si en una clase predominan los contenidos sobre la madurez intelectual del alumno provocará que ellos utilicen métodos deficientes que acaben siendo poco eficaces a largo plazo, pese a que puedan parecer correctos en su momento. En pocas palabras, “aprenderse las cosas de paporreta” no es lo idóneo para el educando, sino entrenar su aprendizaje para sobresalir en un futuro en el trabajo o alguna actividad.

Pero el proceso de metacognición no es tan solo importante en los estudiantes, también lo es en los docentes. El Ministerio de Educación señala que “un profesor aplica la metacognición cuando autorreflexiona permanentemente sobre su quehacer y con base en ello innova y mejora su práctica”.

“Desde la perspectiva de formación docente de reflexión desde la práctica, el profesor es considerado un profesional autónomo, capaz de reflexionar críticamente sobre y en la práctica cotidiana para comprender tanto las características específicas de los procesos de enseñanza y aprendizaje como el contexto en que la enseñanza tiene lugar, de modo que su actuación reflexiva facilite el desarrollo autónomo y emancipador de quienes participan en el proceso educativo”, agrega.

El concepto de metacognición vio la luz desde hace poco tiempo, cuando el psicólogo estadounidense John Flavell empezó a investigar algunos procesos cognitivos al final de la década de los 70. Señaló que se desarrolla en el ser humano porque es un ser vivo pensante y susceptible a errores cuando piensa, por lo que necesita algún mecanismo que le permita regularlos.

Fuente: http://blog.derrama.org.pe