Los niños, niñas y adolescentes que sufren maltrato físico y psicológico al interior de sus hogares pueden denunciar estos hechos, sin estar acompañados de un adulto, ante las comisarías, las Demunas o el Ministerio Público, precisó hoy la fiscal de Familia, Nora Traverso.
Señaló que el menor de edad agredido puede relatar la situación que sufre y será la Fiscalía de Familia la encargada de ordenar medidas de protección para salvaguardar al niño(a) afectado.
Del mismo modo, las denuncias pueden realizarlas terceras personas como vecinos, tíos o familiares.
Durante su participación en un programa de radio, la magistrada sostuvo que la persona indicada en denunciar el hecho violento debería ser el o la cónyuge que es testigo de la violencia.
Sin embargo, señaló que “muchas veces ello no sucede porque, por ejemplo, en el caso de las mamás, estas se encuentran en situación de dependencia económica o se sienten amenazadas por el agresor que es su pareja”.
Por su parte, el psicoterapeuta, Boris Darmón, explicó que los padres de familia corrigen a sus hijos con castigos físicos porque no conocen otro método.
“Por ello es importante enseñarles nuevas metodologías de educación. En pleno siglo XXI no se puede permitir el castigo físico, debemos instruir a los padres para no volver a los mismos errores con los cuales fuimos criados”, enfatizó.
Sobre el mismo tema, la médico psiquiatra de Medicina Forense del Instituto de Medicina Legal, Flor de María Salazar Rojas dijo que “lamentablemente los medios de comunicación al destacar noticias crueles y violentas están reforzando en nuestros niños conductas negativas que son imitadas”.
En ese sentido, la especialista instó a los canales de televisión a enviar mensajes positivos que puedan ser adoptados por los menores.
Salazar Rojas recordó que un niño que sufre violencia física o psicológica será una persona con una autoestima muy disminuida, tendrá depresión, terror nocturno, mantendrá malas relaciones con los amigos del colegio, será agresivo y desarrollará alteraciones en sus emociones, entre otras secuelas negativas.
Fuente: ANDINA