Las demandas profesionales a los docentes

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1. Tiempo de reflexión. Docentes que aspiran a un cargo directivo y otros que desean presentarse al concurso excepcional de reubicación, se preguntan si valdrá la pena ahora que el gobierno está casi de salida. Están bastante escépticos. Unos se afanan en buscar apoyo académico para actualizarse en los conocimientos y otros están buscando fundamentación para la decisión que deben tomar.

La defraudación de concursos anteriores unida a la deficiente comunicación, han ido sembrando incertidumbres, desconfianzas y si a esto se añade el descrédito de la profesión estamos en un entorno donde la tarea principal es rescatar a la persona, valorarla y luego impulsar su desarrollo profesional. La diferenciación establecida por la ley de educación entre no universitarios y universitarios debería ser abordada pues es causante de dificultades en el desarrollo personal y profesional.

De otro lado no está claro para los actuales estudiantes cuál es el trayecto que deben seguir en su formación profesional y su desarrollo para ser docentes. No se trata de haber dado una ley de reforma magisterial y subsanar muchos retrasos sobre todo crematísticos, sino todas las posibilidades de desarrollo que encierra el ser docente hoy, y no solamente la docencia en aula.

La tarea de información debería ser insistente y diversificada teniendo en cuenta nuestra realidad. En Lima y desde ella, la información fluye, pero ni la radio, ni la TV lo hacen con conocimiento. Los reportes que llegan al interior del país están formados por medias verdades y es allí donde se centra la desinformación de quienes por décadas han manipulado al magisterio.

La persistencia de un pensamiento dependiente en todo trabajador del Estado no hace posible que el docente se sienta libre de buscar información y complementar la que posee. Además la mediación de otras instituciones que aún siguen brindado la “interpretación auténtica” de lo que dice la norma legal se ha establecido cierto clientelismo de quienes manejan la información que es necesario empezar a romper con el esclarecimiento, con el pensamiento crítico.

En estos días de preparación de exámenes, notas, celebración de la fiesta patria, etc. el docente ¿tendrá la tranquilidad para prepararse, leer, estudiar, asistir a seminarios, que le permitan afrontar las pruebas a las que será sometido para poder dirigir una institución educativa, o para poder acceder a uno de los niveles de la nueva ley de reforma magisterial? ¿Por qué no hacer la convocatoria para los meses de enero o febrero? Es tiempo de vacaciones, pero los docentes pueden dedicarse con más empeño a este tipo de concursos, por la disponibilidad de tiempo.

2. Darle un nuevo sentido a la docencia. Escuchamos discursos sobre educación para toda la vida, sobre educación continua, educación permanente y estamos convencidos que así debe ser. Constatamos lo que nos dicen que la profesión que hemos elegido es una “profesión esencialmente paradójica”, pues de todas los trabajos, el de “enseñar es el único sobre el que recae…la enorme responsabilidad de crear las aptitudes y capacidades humanas que permitirán a las sociedades sobrevivir y prosperar en la era de la información” (Andy Hargreaves y Lesli Lo. La docencia al comenzar el siglo. Perspectivas 114. OIE. Vol XXX, Nº2, junio 2000).

El sentido que se le da a la docencia dista mucho del que se le dio en la etapa de formación en los institutos o en las facultades de educación. El enfoque actual implica que el docente sea formado para construir comunidades de aprendizaje, que aporte a la creación de la sociedad del conocimiento y promueva la innovación, la flexibilidad y la tendencia al permanente cambio. Todas las recetas, como lo comprobamos hoy, están dirigidas a “colaborar” en el desarrollo que nos demanda la actual situación en que se vive y el modelo económico que se adopta.

En este contexto el docente cuando ejerce su función, está atrapado entre la dictadura de las normas, directivas, las autoridades, el currículo a desarrollar de acuerdo al nivel y las demandas de los alumnos a cargo, el diálogo con los padres de familia y otras responsabilidades colaterales.

El quehacer profesional ha ido evolucionando en estos tiempos donde existe una mayor exigencia y cumplimiento a otro ritmo. No se trata de un cumplimiento rutinario sino contar con el tiempo suficiente para cultivarse como profesional responsable, ciudadano democrático, que aporta con una investigación o con una sistematización de la experiencia al enriquecimiento del pensamiento y saber pedagógico local, nacional.

No se trata de que una vez graduado, el docente sienta que ha terminado su tarea de formación. Todo lo contrario, debe tener el criterio suficiente para empezar a desarrollar y profundizar en los temas que más le interesan en su profesión. No por tener un empleo seguro -ganado en concurso- terminan sus responsabilidades. Por el contrario, se incrementan, pues debería impulsar el cambio educativo. ¿Y de dónde diseñar propuestas, análisis, si no es del estudio, de lecturas varias y no solo de la especialidad?

El reto es el que la profesión exige. Los resultados harán del docente un profesional que pueda comprender con espíritu crítico y abordar con propiedad temas como el presupuesto educacional, la descentralización privatizante del sistema escolar, la pérdida de nivel adquisitivo y las propagandas de su desprestigio profesional. Le proporcionará conocimientos sobre las tendencias ideológicas que alimentan y alientan una adopción exaltada del neoliberalismo y sus consecuencias. No todo se soluciona con capacitaciones y talleres poco profundos. El desempeño profesional del docente actual debe estar acorde con su capacidad reflexiva, su análisis, el manejo de contenidos, metodologías y didácticas de acuerdo a la especialidad para lograr un mejor aprendizaje de los alumnos. Además poniendo en práctica el art. 29º b) de la Ley General de Educación que encierra toda una visión de lo que debe ser el profesional docente en el campo de su desarrollo profesional desde una perspectiva intercultural.

3. Cerrando. Preocupaciones, tensiones, desinformación a pesar de las invitaciones y notas en la web del MINEDU. ¿Podrá tener tranquilidad el docente para poder planificar su tiempo y dedicarse a estudiar, reflexionar, pensar, si tiene responsabilidades familiares que atender? Las paradojas del ser docente salen a la superficie y no hay quien las logre interpretar y puede concluir en la soledad de su cuarto, ha leído mucho, ha asistido a conferencias, talleres, seminarios, pero no logra captar el mensaje. Todo porque quienes impartieron conocimientos lo hicieron anclados en lo que Hargreaves llamó la era preprofesional. Porque fueron profesores, catedráticos mal preparados, que contaban con un repertorio limitado de técnicas de enseñanza, según opinión de docentes asistentes a las capacitaciones. ¿Qué aportaron? ¿Sirve para el desempeño en el aula, para la interacción con los alumnos?

Los docentes requieren una actualización con enfoque de educación superior desde una perspectiva intercultural. No todo se soluciona con el empleo de multimedia. La educación requiere de profesionales que sepan transmitir pedagógicamente y no de paporreta su lección.

Pero ¿qué se exige hoy a los docentes para el mejoramiento de su carrera? Trámites administrativos con un tamiz de requisitos para una reubicación excepcional para adaptarse a las escalas magisteriales. Sin duda la información a través de conferencias vía internet, se han difundido y esclarecido y la interacción con los docentes si bien ha sido interesante, no llevan sino a enfatizar, una vez más, temas remunerativos y no aquello que debe tener el docente como parte de su desarrollo profesional.

Consideramos que podría haberse distinguido lo que hoy se hace como reubicación en torno a la escala magisterial y la evaluación profesional que se requiere para el desempeño del cargo. Muchos docentes están preocupados porque se emplean términos diversos: reubicación, concurso y evaluación, por ejemplo para lograr un mismo objetivo. Esto confunde el sentido del mensaje. Además “mezclar” esto con ajustes económicos, desvirtúa el fin de los procesos que están desarrollando. Por ello ante la presentación de la propuesta el docente se queda en lo remunerativo y a partir de ello se empiezan a recordar viejas demandas sindicales que no fueron atendidas y que entrampan el alcance del objetivo que se propone.

El no hacer un esclarecimiento diferenciando las mejoras remunerativas que demanda el nuevo perfil docente, que se supone viene siendo construido a partir de la capacitación; y el profundizar sus estudios profesionales, podría incubar nuevas perturbaciones en el proceso que se trata de aplicar.

Quisiéramos que el esfuerzo que hacen los técnicos encargados de desarrollar este proceso dé sus frutos a partir de la aceptación de los docentes y de los resultados que se obtengan. Los recursos que se vienen invirtiendo a futuro deberán atender de manera más sostenida al desarrollo profesional que los docentes demandan y en especial enfatizar en la formación inicial de los docentes.

Luis Miguel Saravia, Opinion Asociados, Opinión de Asociados

Fuente: Fro educativo