La agenda educativa

1.- El tiempo pasa. En nuestro país, en esta época de verano, mes de vacaciones educativas. Tiempo de ocio, tiempo libre para docentes y educandos. Para las autoridades tiempo dedicado a planificar, recibir informes, preparar el nuevo año escolar de acuerdo a la directiva para el año publicada a fines del año anterior.

http://busquedas.elperuano.com.pe/normaslegales/aprueban-norma-tecnica-normas-y-orientaciones-para-el-desar-resolucion-ministerial-no-627-2016-minedu-1463613-2/).

Todo pasa entre el escepticismo y la esperanza. Escepticismo pues el panorama no está claro a quince días de este nuevo año ¿qué pasará? ¿se cumplirá lo cronogramado en la promoción de docentes? ¿Y qué pasará con los COAR? ¿Funcionarán? ¿Y los concursos? etc. Esperanza, porque ya se han trazado las líneas matrices de lo que se debe hacer en educación en la perspectiva del presente gobierno. Se espera recobrar la dinámica, con nuevo equipo de funcionarios, revisión y ajustes de la estrategia que tiene muchos pendientes que los docentes, los padres de familia y la sociedad conocen.

Pero como dice el tango “… el musculo duerme, la ambición trabaja” (Silencio). Y esto porque quienes perturbaron con iniciativas peculiares el sector educación, siguen azuzando con demandas y reclamos. Cada uno tiene su origen, cada uno su promotor, cada uno su objetivo. ¿Está en el centro la equidad y el bien común del país y de los educandos? ¿Existen otros intereses? Existe una acumulación de demandas que deben tener su propio proceso y desde la perspectiva de quienes dirigen la política educativa.

No está clara la agenda de los que quieren “modificar” el rumbo de la educación nacional, Revuelven problemas pasados y que ellos mismos no tienen la solución concreta dentro de un sistema democrático. El doblar las campanas por cualquier problema intrascendente, indica la pobreza de argumentos de quienes repiten una monserga como estatizar la educación, destruir la educación privada, presentar un proyecto de ley donde se pasa de contrabando que el licenciamiento de las universidades se pueda otorgar de manera indefinida, después de dos períodos de renovación” (La República, 12.01.17). Si ello ocurriese se debilitaría la ley y empezaría su desmontaje. Otras como ya se sabe, tienen encarpetada por el momento sus cartas sobre el tema de la ley y de manera especial sobre el SUNEDU. La presión que se hace por que en el currículo no se aborde determinados temas relacionados con identidad sexual, nos pone como el hazmerreir de países del continente cuando no del mundo. Otros temas siguen larvándose y aparecerán cuando se tenga una coyuntura favorable. No es gratuita la nota de advertencia del MINEDU desautorizando las academias para preparar postulantes de colegios de alto rendimiento (http://www.minedu.gob.pe/n/noticia.php?id=41384).

  1. Una agenda para la transición. Imaginamos la presión que debe recibir el Minedu en sus diversas instancias, para que las peticiones diversas sean atendidas en esta época. Presiones de diverso nivel y talante. De profesionales, de instituciones de la sociedad civil, de grupos de poder económico que han visto en la educación la veta para explotar en el mundo mercantil que nos rodea. La inversión en educación es la consigna de hace muchas décadas, pero que no da resultados esperados porque existen factores diversos que no son tenidos en cuenta.

Hemos heredado como herencia la acumulación de experiencias frustradas de otras gestiones, por la interferencia de factores extra educativos, pero disfrazados como promotores de lo que se nos ha presentado como calidad de la educación. Se nos ha “vendido” la idea que seremos mejores educandos y profesionales, si aspiramos e invertimos en una educación de calidad y esto es falso, pues no se trata solo de invertir sino de reformar el Estado y sus sectores. Otro mito, la educación de calidad se encuentra en la educación privada. Una falacia levantada por quienes tienen intereses hipotecados a empresas o consorcios que tienen por finalidad el lucrar con la educación, pues la tienen como un servicio. En ambos discursos se obvia algo esencial: la educación es un derecho. Como tal debe ser promovido y defendido por el Estado. Renunciar a ello significa dejar en manos del mercado un derecho inalienable a la persona.

En el momento que transcurre y en perspectiva, debe contarse con una agenda de transición para volver a tomar el ritmo dejado por la anterior gestión. Los temas centrales que requieren abordaje político y desarrollo inmediato serían:

– Infraestructura, estado actual y programa de mejoramiento de locales para 2017 a nivel nacional;

– Personal docente: previsión de las plazas a contratar y disponibilidad de financiamiento para operar al 1 de marzo 2017;.

– Cronograma 2017 de los concursos de docentes para cambio de nivel según la ley de la carrera docente;

– Currículo Nacional: Plan de capacitación de docentes a nivel nacional;

– Textos Escolares: confirmar la distribución nacional;

– Seguimiento del desarrollo de la directiva sobre las norma escolares para el 2017; I

– Implementación de la Ley de Institutos y Escuelas Superiores: estrategia a seguir en el 2017;

– En educación superior, preparación de un reajuste de la ley universitaria con los aportes recibidos y establecidos por consenso;

– Otros: adecuación del Ministerio de Educación y sus pares regionales a la organización y dinámica que demandan los nuevos tiempos. Capacitación y mejoramiento de funcionarios en función del servicio que brindan.

  1. Afirmando la dirección y autoridad. La hora exige recordar que en el país en democracia, si bien se permite la participación de todos, existe una autoridad que emana de la Constitución de la República que debe ser respetada.

Un diario, por ejemplo, informa que se ha aprobado una ley en el Congreso que modifica el límite de edad para el ingreso de los niños a educación inicial y primaria. Dicha ley no entra en vigencia porque no ha sido rubricada por el presidente de la República. Al consuno los medios plantean el debate sin advertir que existe una ley que explicita que la edad se considera hasta el 31 de marzo y que la ley la modifica hasta el 31 de julio. ¿Por qué se publica que “la confusión reinó en un grupo de padres de familia respecto a la matrícula de sus hijos” (Correo, 01.01.17). ¿Quién creó la confusión? ¿No es esta una forma de presión en medio del desconcierto, en plena nominación de viceministros y demás funcionarios? Menos mal que el Ministerio salió a aclarar la situación expresando que continúa vigente la ley que establece el ingreso de los niños a educación inicial debe tener en cuenta a que cumplan, respectivamente, 3,4 y 5 años hasta el 31 de marzo que para ingresar a primer grado de primaria deben tener 6 años cumplidos hasta esa fecha, a primaria. Además el Ministerio aclaró que la nueva norma, afectaría el desarrollo integral y la maduración equilibrada de las dimensiones social, emocional, afectiva, cognitiva de los niños al exponerlos a situaciones inadecuadas para su edad, lo cual tendría un impacto negativo en los aprendizajes posteriores de los menores.(Ver nota del MINEDU: http://larepublica.pe/impresa/sociedad/839894-minedu-demanda-notergiversar-contenido-del-curriculo-escolar)

Los tiempos en educación vienen bravos y se requiere un buen timonel, que sepa interpretar los vientos y no caer en el juego de las presiones, que son los escollos de la democracia y la generación de la corrupción. Recordemos las palabras de psicoanalista Max Hernández que expresó en una entrevista: “…darnos cuenta que somos un país difícil geográficamente, con una pluralidad de visiones del mundo, con diversos niveles educativos, y un país que en algunas dimensiones está incomunicado entre sí. Necesitamos un cambio fundamental de actitudes por las cuales a veces somos condescendientes con las agresiones y la corrupción” (Gestión,13,01.17). El momento requiere de actitudes y no de poses. De ser firmes y no permisibles. Basta de hablar desde el escenario. Involucrémonos con la realidad (15.01.17).

Fuente: http://foroeducativo.com