A partir del año de 1982, el segundo Domingo del mes de Setiembre de cada año será celebrado como “Día de la Familia”, con cuyo motivo todas las instituciones educativas y culturales del país deben realizar en esa fecha o con relación a ella, actividades que contribuyan a exaltar el significado de la familia y la necesidad de estimular con acciones concretas su normal existencia y el valor de los roles que a cada uno de sus miembros corresponde. La familia es la base primordial de la sociedad y la iniciadora de su transformación en busca de bienestar y superación de sus integrantes.
El núcleo familiar está formado por el padre, la madre y los hijos, y en sentido amplio lo componen también los abuelos, tíos, primos y sobrios y colateralmente los yernos, nueras, padrinos y ahijados
Para alcanzar sus fines la familia debe desarrollarse en armonía, respeto, cariño y comprensión. Dediquemos este día a meditar junto en nuestra familia sobre los logros alcanzados, las dificultades presentadas, a reafirmar los lazos de unión y el propósito de progreso de todas las personas que la integran. Una familia unida y con sólidos principios morales esta llamada a cumplir un papel de progreso y bienestar para sus miembros y sirvan de ejemplo a las otras familias con las que se rodea.
En la actualidad la familia atraviesa una profunda crisis que preocupa a educadores, religiosas, gobernantes e institución que tienen que ver con ella, la que se deja traslucir en la desintegración familiar, falta de control entre sus miembros y el respeto de los hijos a sus progenitores.
Teniendo en cuenta esta problemática se hacer prioritario una educación integral en las escuelas que esté orientada a la interiorización de valores cívicos- morales que afiancen la personalidad de los educandos. Y los padres orientarlos en talleres o escuelas de padres para comprometerlos con el rol promotor de estos mismos valores que remudaran en el desarrollo espiritual, moral y hasta físico de sus hijos.