Existen recuerdos que algunos niños y adolescentes quisieran olvidar para siempre, pero es imposible. Y es que el daño causado en ellos, los ha marcado tanto, a tal punto, de no solo dejar heridas físicas, sino sobre todo heridas en el alma.
El bullying es la práctica de intimidación más severa en los niños y adolescentes, que incita problemas emocionales en las víctimas y, en casos extremos, pueden traer desenlaces fatales.
Cada día se incrementan más casos de bullying en las escuelas, dejando padres preocupados y menores con graves traumas, que con el tiempo, se convierte en depresión y pueden llegar hasta el suicidio. Pero, ¿cómo y dónde se origina este problema?
“El hecho de que un niño acose y agreda a otros implica muchos factores de por medio, pero el principal es el hogar. Si en la casa existe un ambiente hostil, no hay reglas definidas ni respeto y tanto padres como hijos se agreden física y psicológicamente, los niños crecen comprendiendo a la violencia como algo común en sus vidas”. El agresor, antes de causar violencia a los demás, ha sido violentado por su propia familia.
“El niño que agrede a sus compañeros ha sido agredido antes en casa. La ausencia de los padres, el descontrol y los castigos físicos son parte del ciclo de violencia por la que pasa el escolar y todo este maltrato familiar lo proyecta en las relaciones con sus amigos. Si en el hogar nadie lo escucha, el agresor busca llenar esa carencia ¿cómo? obligando a sus compañeros a estar bajo su dominio y si no lo hace, reproduce el maltrato, que alguna vez recibió”.
La falta de normas en casa y la excesiva tolerancia de los padres de conductas inadecuadas en el niño y en el adolescente también contribuyen al origen del Bullying. Estas dos características dejan al menor que haga lo que quiera, en el momento que quiera, sin ningún límite.
PROBLEMAS EN EL AULA:
En el colegio el bullying se presenta como un desequilibrio de de poder entre algunos niños y adolescentes que son más populares, más fuertes o tienen mayor reconocimiento entre sus amigos, a diferencia de otros que son tímidos, débiles y poco sociables.
“El agresor siempre busca al más frágil, al enfermizo, al cohibido porque puede ejercer total dominancia sobre él y eso alimenta su ego. Sentirse “respetado” y temido en el colegio lo lleva a creer que por fin es importante”
La falta de sensibilidad es la característica más importante que define al agresor.
“El escolar que humilla y golpea a un compañero goza con su sufrimiento y, por lo general, no tiene sentimiento de culpa de sus actos, porque quiere que los demás sufran cómo él alguna vez sufrió. Va formando una personalidad psicopática (trastorno antisocial)”
SIGNOS DE BULLYING:
Cuando un menor de edad es víctima de bullying, hay una serie de signos a los cuales los padres de familia deben estar alertas:
– No quiere ir al colegio: Inventa excusas y hasta se hace pasar por enfermo para evitar las agresiones de sus compañeros.
– Pierde sus útiles: Los libros, cuadernos o mochilas que utiliza el escolar, aparecen de un momento a otro, rotos o repentinamente se pierden.
– Pérdida de peso: El niño / adolescente ya no quiere comer, pierde el apetito y hasta sus platos favoritos los rechaza porque no tiene ánimo.
– Insomnio: Al menor le es difícil conciliar el sueño o solo duerme algunas horas. Puede llegar a tener pesadillas.
– Bajan sus calificaciones: No presta atención en las clases, no hace las tareas, ni trabajos en grupo. Pierde el interés por aprender.
– Se vuelve antisocial: No quiere salir con sus amigos ni con la familia. No habla mucho.
RECOMENDACIONES:
Lo importante para proteger a los niños es poder enfrentar la situación sin afectar más su integridad.
“Como primer paso es recomendable averiguar en el colegio con los profesores. Esto además les sirve a ellos para estar atentos a cualquier situación que pueda desembocar en maltrato”, explica la experta.
Después, para hablar con los niños afectados, lo mejor es tomar una perspectiva y enfrentar el problema de manera frontal.
“Una buena estrategia es contarles una historia desde uno mismo, contarle que pasó por una situación similar, y preguntarles si conocen a alguien que haya pasado por algo parecido. De esta forma, los niños estarán más relajados para conversar abiertamente el tema. Lo contrario sucede si los padres son muy directos y los interrogan, pues esto sólo los inhibe”.
Para detener el maltrato es necesario revelar la situación a las autoridades del colegio, partiendo desde el profesor hasta directores. Son ellos los que deben tomar acciones para romper los ciclos de maltrato.
Fuente: RPP