Una convivencia familiar en armonía genera una buena autoestima en los niños, pero en un hogar disfusional surge inseguridad y problemas infantiles que pueden convertirse en conductas agresivas en la adultez, sostuvo hoy el psiquiatra Horacio Vargas Murga.
El titular de la Dirección de Niños y Adolescentes del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi, del Ministerio de Salud, señaló que proteger la salud mental de los niños desde sus primeros años es una de las tareas más importantes de la familia.
“Cada día, los padres deben esforzarse por hacer de sus hijos niños seguros de sí mismos. Si continuamente los criticamos y les reprochamos por sus comportamientos, van a crecer sintiéndose inseguros y con baja autoestima”, advirtió.
Vargas Murga sugirió felicitar a los niños por sus logros sin caer en el exceso, conversar con ellos en forma positiva, expresarles cariño, escuchar sus necesidades y mantener una comunicación tolerante.
Sostuvo que la autoestima es la consideración, aprecio y valoración de uno mismo. Por ello, con una buena percepción de sí mismos, los menores se sentirán competentes, seguros de sí mismos y con una valoración personal positiva, llegando a la adultez en similares condiciones.
Destacó que con una autoestima adecuada, las personas podrán enfrentar retos, arriesgar, aprender de sus fracasos, tanto como reconocer sus fortalezas y debilidades.
“Un niño con alta autoestima sabe lo que quiere porque conoce la importancia de aprender de cada experiencia”, detalló Vargas.
Por el contrario, un niño con baja autoestima no confiará en sus posibilidades ni en los demás, se sentirá inferior. Su comportamiento será tímido, crítico y poco creativo, afirmó.
El menor con baja autoestima será propenso a desarrollar conductas agresivas, se aislará de la familia y de sus amigos, presentará bajo rendimiento escolar y sufrirá de depresión, concluyó.
Fuente: Andina