Los niños y adolescentes que consumen en exceso refrescos o bebidas energéticas que contengan cafeína podrían estar frenando su desarrollo cerebral, ya que esta reduce la cantidad de sueño profundo, vital para las neuronas.
Un estudio apoyado por la Fundación Suiza de Ciencia Nacional (SNSF, por sus siglas en inglés) asegura que el consumo de cafeína en los jóvenes y niños ha aumentado más del 70% durante los últimos 30 años a nivel mundial, en parte debido a que antes era costumbre no dejar que los menores tomaran café o bebidas gaseosas, algo que con el tiempo se ha perdido y desde temprana edad el consumo de cafeína ya está permitido.
Los humanos y otros mamíferos muestran intensos patrones de sueño, particularmente durante la pubertad, momento en que sus cerebros maduran más rápido. Por ello, los científicos que se han encargado de explorar los efectos de la cafeína en ratones de laboratorio encontraron que los procesos de maduración en los cerebros de los roedores se retrasaron.
La fundación aclaró que la exposición de los niños a la cafeína solo aumentará a medida que la industria de bebidas quiera incursionar cada vez más en el segmento de las bebidas energéticas con cafeína, lo que hace que los científicos se preocupen más por los posibles riesgos de salud causados en los jóvenes adictos a la cafeína.
Además, investigadores de la Universidad del Hospital de Niños de Zurich, preocupados con el estudio, decidieron formar parte de la investigación y encontraron que en ratones de laboratorio de 30 días de edad (correspondiente a la pubertad en humanos) una ingesta de cafeína equivalente a tres o cuatro tazas de café al día en los humanos conseguía la reducción del sueño profundo y un retraso en el desarrollo del cerebro.
Este es un momento crítico para el cerebro en el que los problemas en el desarrollo pueden conducir a esquizofrenia, ansiedad, consumo de drogas y trastornos de la personalidad.
Los periodos de sueño profundo, que se caracterizan por ondas lentas, se redujeron desde el día 31 hasta el día 42, más allá de cuando dejaron de administrarles dosis de cafeína a los ratones.
Cambios en el comportamiento
El proceso más lento de maduración en el cerebro también tuvo un impacto en el comportamiento de los animales.
Los ratones normalmente se vuelven más curiosos con la edad, pero los ratones que consumen cafeína permanecieron tímidos y cautelosos.
Reto Huber, quien dirigió la investigación, advirtió que «el cerebro de los niños es muy plástico, debido a tantas conexiones» y cuando el cerebro empieza a madurar en la pubertad, se pierde una gran cantidad de estas conexiones.
“La optimización de este proceso ocurre presumiblemente durante el sueño profundo, haciendo que las redes del cerebro sean más eficientes y poderosas», añade el especialista.
El profesor Huber cree que debe investigarse más para explorar la fase de maduración del cerebro en la pubertad, cuando muchas de las enfermedades mentales pueden engendrarse.
Fuente: La primera digital