Pese a las mejores posiciones obtenidas en estudios como el Doing Business y el World Economic Forum, un nuevo análisis nos obliga a aterrizar: el Perú está muy lejos de ser un país competitivo, pues hemos descendido del puesto 41 al 43 en el ránking 2011 del Institute for Management Development (IMD), que analiza un total de 59 economías del mundo.
El IMD mide cómo una economía gestiona sus recursos y competencias a fin de incrementar el bienestar de su población. Luis del Carpio, director del Centro de Competitividad de Centrum, precisó que su metodología basa un 80% de su cálculo en data auditada y un 20% en encuestas empresariales. En cambio, añadió, la proporción del WEF es inversa; es decir, un 80% en encuestas y un 20% en data.
El estudio –realizado en el Perú por cuarto año consecutivo por el Centrum Católica– llega a conclusiones similares a las del WEF en lo referente al buen desempeño macroeconómico.
Pero, a diferencia del brazo financiero del Banco Mundial, que asegura que hemos mejorado nuestra competitividad en el último año, el IMD deja claro que lo avanzado está lejos de ser suficiente y –lo que es más preocupante– hace hincapié en que nuestros vecinos sí van por el camino adecuado. Tal es el caso de Chile, que sube tres ubicaciones en el ránking, pese a que el análisis toma en cuenta los efectos del terremoto del 2010.
Aunque mantiene reparos frente a los diferentes ránkings porque cree que no reflejan la sostenibilidad de la expansión y la volatilidad del PBI, “básicos para medir la competitividad de un país”, el economista Juan José Marthans afirma que el del IMD “es el estudio más serio metodológicamente hablando.
Para Gustavo Yamada, profesor de Economía de la Universidad del Pacífico, la diferencia en los resultados que obtiene el país se debe a los diferentes sesgos en los estudios. Sin embargo, resalta que el resultado del IMD pone sobre la mesa que el país “no puede seguir haciendo más de lo mismo, sino que tenemos que comenzar a innovar y sofisticar nuestros procesos”.
Hay que precisar que según los resultados presentados ayer, el Perú tiene distribuidos sus puntos más bajos en los cuatro factores que toma en cuenta el ránking: desempeño económico, eficiencia del gobierno, de las empresas e infraestructura. “Está claro que nos va bien macroeconómicamente, pero a la gente no le va bien y de ahí provienen las cifras de pobreza, la debilidad de los sistemas de salud y educación, así como la brecha de infraestructura”, comentó Fernando D’Alessio, director general de Centrum Católica.
CUESTIÓN DE MIRADA
Según Piero Morosini, director de estrategia y liderazgo del Centrum Católica, las cifras del IMD reflejan la carencia de una verdadera estrategia de competitividad.
Ricardo Rodríguez, investigador del mismo centro, añade que eso pasa porque el país peca de cortoplacista, pues, además de algunas iniciativas para escalar en algún ránking específico, nada se ha hecho para lograr cambios estructurales en el sistema educativo y en el desarrollo de una infraestructura inclusiva. “Sin esos pilares y una lucha frontal contra la corrupción, no podemos aspirar a ser un país desarrollado”, advierte.
Marthans también resalta que el resultado dice que somos un país con serios problemas para redistribuir la riqueza y con un sector público ineficiente. Entonces “no se puede decir que estamos mejorando nuestros niveles de competitividad”.
Pese a todo, el director de Centrum Investigación, Rubén Guevara, asevera que estar en el puesto 43 no es del todo malo porque al menos somos considerados en el estudio. Sin embargo, concluyó que si no se toman decisiones políticas para escalar posiciones, el futuro del país estará en el limbo