¿A qué edad comprarles un celular a los niños?

Los ‘tecnojuguetes’, liderados por el celular, se perfilan en esta época como una atracción en aumento para los chicos (cada vez más chicos), aunque también como el origen de un sinfín de pesadillas para algunos padres.

En un extremo se ubican quienes abrazan con entusiasmo a la telefonía móvil porque la asocian, con un modo directo, rápido y efectivo de entrar en contacto con sus hijos. En el otro están los que se resisten al cambio y tienden a ‘demonizarla’. El medio está poblado de tantos grises y matices que suele confundir. Y, con tantas opiniones, las dudas se multiplican en lugar de acotarse: ¿qué hacer si los chicos insisten en comprar uno de estos aparatos? ¿qué postura tomar?

Abrirse a lo nuevo

Los expertos suelen comparar el avance del celular en la casa y el aula con la reacción que despertó en sus inicios la televisión y los desafíos que se instalaron con ella. La clave pasa, sostienen, por intentar conocer las posibilidades que encierra esa tecnología antes de correrla hacia un costado y descartarla.

«El celular es un dato de la realidad que no se puede evitar. Cada época tiene sus cosas, que no necesariamente son buenas o malas, sino simplemente distintas. Por eso, es preferible que tanto los padres como los colegios busquen la manera de absorberlo en lugar de resistirse. Es probable que ante la prohibición, sobre todo los adolescentes, lo sigan utilizando, porque son quienes más desafían los límites», advirtió a ‘lanacion.com’ Enrique Carrier, analista de la consultora Carrier y Asociados.

Entre beneficios y prohibiciones

El debate concentra varios interrogantes, aunque el primero que se dispara es saber si existe una edad ideal en la que los padres deberían ceder ante el insistente (a veces caprichoso) pedido de los chicos de tener un teléfono celular. Las opiniones que esgrimen los especialistas tienen un denominador común: no antes de la etapa escolar y sólo a partir de los 10 u 11 años en promedio.

La compra de ese dispositivo abre un amplio abanico de posibilidades sobre qué usos darle y cómo controlar el acceso a este medio de comunicación.

Insistir en que se trata de una vía extra para entrar en contacto, pero no en la única ni la mejor puede ser un buen comienzo.

Evitar la ‘tecnolatría’

Enrique Novelli, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), indicó que los padres deberían limitar el envío de mensajes de texto y llamadas para determinados momentos y hacer hincapié en que esta práctica no reemplaza el encuentro cara a cara: «Muchos establecen una relación tan peculiar con el aparato que quedan sometidos a una dependencia casi enfermiza, en la que se pierde el valor de la comunicación. Pasan de usar la tecnología a caer en una tecnolatría, en la que el celular es visto como un ídolo».

Sin caer en posturas extremas, los expertos aconsejan «animarse» a descubrir las ventajas que ofrece la telefonía móvil a la hora de comunicarse con los niños; qué usos darle y cómo controlar el acceso.

La advertencia de Novelli es doble: para los niños con sus pares y para los padres con los niños. A veces, estos últimos se vuelven omnipresentes y abusan de este modo de entrar en contacto: quieren saber dónde están, adónde van y qué hacen en todo momento justificando que así se sienten más seguros.

Ocurre que, por lo general, los padres controladores terminan por «generar hijos con baja estima o transgresores en cuanto salen del horizonte de la mirada paterna».

Comportarse así, además, puede repercutir negativamente en otros ámbitos, como la escuela, especialmente cuando los chicos saltean las jerarquías y piden ayuda a sus padres -a través del celular- en lugar de hacerlo con sus docentes.

Para Diana Sahovaler de Litvinoff, psicoanalista de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y autora del libro ‘El sujeto escondido en la realidad virtual’, «no se debe fomentar esa dependencia. Los chicos tienen que avisarle a la maestra y no a la madre cuando se sienten mal, y saber que el recreo es para salir a jugar y relacionarse con sus amigos, no para aislarse con el aparato».

Confianza

Si bien para algunos adultos resulta más sencillo que para otros resolver varias de las aristas que plantea el tema, lo más importante, coinciden los expertos, es acordar normas como familia y ser coherentes con ellas. En esto es fundamental poder depositar una alta cuota de confianza en ellos y suponer que van a saber manejarse con prudencia.

Así, lo sugirió Marisa Russomando, licenciada en psicología y directora del espacio La Cigüeña, que deslizó, entre otras recomendaciones, pedirles a los chicos que presten atención al usar el celular, que no agoten todo el crédito para poder llamar en caso de una urgencia, o que lo tengan encendido cuando no están dentro de la escuela.

Los colegios, por su parte, deberían reflexionar sobre esta práctica y convocar a los alumnos a trabajar en conjunto para lograr un uso responsable del celular puertas adentro. Y los padres, a su vez, respetar las reglas establecidas aunque no coincidan con las propias.

En definitiva, se trata, describió la especialista, de acompañarlos en su crecimiento brindándoles recursos para avanzar juntos, sin peleas y angustias.

Fuente: Guia Infantil.com