Para los que cocinan, picar cebolla es una tarea cotidiana. Casi todos los aderezos del mundo la tienen como uno de los ingredientes principales. Así que podríamos decir que la mayoría de los platos que se preparan empiezan con un ligero -o fuerte, eso depende- lagrimeo. Y es que todos sabemos que cortar cebolla nos puede hacer llorar: al partirla libera un gas irritante que, al llegar a nuestros ojos, activan el efecto lacrimógeno.
¿Cómo evitamos el llanto? Según Chocolateandzucchini.com, hay una infinidad de tips –algunos más eficaces que otros- que podemos intentar, y uno muy curioso pero cuya eficacia está comprobada.
NO MÁS LÁGRIMAS
Primero, un dato importante: mientras más fresca sea la cebolla, menos te hará llorar. Ahora sí, conozcamos algunas de los trucos más comunes:
“Algunas personas remojan la cebolla en agua fría después de pelarla y antes de cortarla, o la pican dentro del agua. Otras recomiendan guardarlas en la congeladora o colocarlas ahí unos minutos antes. Alguna gente sugiere respirar a través de la nariz; y otras, por la boca. Mientras que hay quienes mantienen un sorbo de agua en la boca”, señala la página.
¿Qué más se puede hacer? Pues, masticar chicle o utilizar lentes de contacto, si los tienes, para que estos sirvan de escudo protector. También están los que usan los lentes de natación o la máscara del esnórquel y los que ponen una vela prendida al costado de su tabla de picar. Como verán, hay de todo.
Pero la autora del blog, Clotilde Dusoulier, descubrió un nuevo truco; y no solo eso, comprobó que sí sirve: tienes que sostener una rebanada de pan en la boca mientras picas la cebolla.
“La explicación, que conseguí después de una pequeña investigación, puede ser que ese pedazo de pan absorbe algo del gas que despiden las cebollas antes de que llegue a nuestros ojos”, cuenta Dusoulier.
Vale la pena intentarlo, ¿no?
Fuente: El Comercio