Los que protestan contra la Ley Universitaria que se discute en el Congreso dicen que se le quiere restar autonomía a la universidad. ¿Usted también cree eso? ¿Cree que detrás está la figura de un Estado controlista que acecha a la universidad?
Mire, toda ley puede ser decorativa o un instrumento de “maldad, de persecución” (hace comillas con los dedos y sonríe). La gente se pone en el peor de los casos porque sabemos que el Estado peruano no se caracteriza por ayudar a los servidores o ciudadanos, sino por poner obstáculos. Entonces hay una susceptibilidad, sin que se sepa siquiera cómo se va a reglamentar esa ley. La experiencia enseña que las supervisoras más es lo que molestan que lo que ayudan. Yo entiendo, por ello, que la gente se muestre susceptible con esta institución que va a estar adscrita y presidida por el Ministerio de Educación (la Superintendencia Nacional de Educación Universitaria, que según la Ley Universitaria autorizaría el funcionamiento de nuevas universidades) y que va a estar conformada de una manera poco predecible.
Usted dice que la susceptibilidad es lógica porque el Estado no es el mejor ejemplo de hacer las cosas bien, ¿pero el objetivo de la ley no es razonable? Se trata de ponerle freno a la proliferación de universidades de baja calidad que no aseguran un puesto de trabajo para los alumnos que egresan de ellas.
La pregunta es ¿qué cosa es calidad razonable en el Perú? Cuando la Comisión de Educación dice “vamos a escoger representantes de las 8 universidades privadas más antiguas y de las 8 públicas más antiguas”, ya están diciendo que son las únicas confiables. Eso significa que hay 110 universidades que, a criterio de la Comisión de Educación, no lo son. Ahora, yo le pregunto, universidades como las de Tayacaja, Moquegua, Cañete, que nacieron por decreto después de toma de carreteras y violencia ciudadana, ¿van a cerrarlas?, ¿alguien se va a atrever a hacerlo? Si hubiera que aplicar criterios mínimos de calidad, pedir un cuerpo de docentes con doctorados, con carreras acreditadas, tendrían que cerrar una buena parte de las universidades en el Perú. Yo soy muy escéptico de estas cosas.
¿Y la idea de hacer tesis para alcanzar el primer grado académico es una reforma adecuada?
A ver, están buscando hacer un bachillerato con tesis. Están esperando que cada año se produzcan 100 mil tesis, que nadie va a revisar. Es un absurdo todo ese asunto. Por otro lado, uno estudia diez semestres en la universidad, pero al cabo de ese tiempo no es nada. Esos diez semestres deberían dar lugar a un primer título que es el de bachiller. Luego, si quieres ser un investigador, haces una tesis de investigación. ¿Por qué una persona que no quiere ser investigador, que quiere ser un profesional que aplica en la vida real lo que le han enseñado, debe hacer tesis? Salvo que la tesis sea algo insulso, un protocolo, que todo el mundo va a aprobar o que va a pagar por ella.
Ahora los alumnos también han reaccionado contra la ley porque establece que quienes repiten tres veces un mismo curso son separados de la universidad. De hecho, hay un enorme cartel en la puerta de San Marcos que dice “No a la expulsión de estudiantes por repitencia”.
Allí hay dos problemas. Uno, el tener que pagar si repites, y el otro, tener que retirarte si repites. Este segundo tiene sentido porque de alguna manera estás demostrando que no eres competente en lo que estás formándote. Tres oportunidades es más que suficiente. Dicho sea de paso, esto ocurre en todas partes del mundo. Ahora, yo creo que la discusión va por si tienes que pagar si repites. Allí viene el problema de cobrar en la universidad pública. Y en ese sentido han declarado algunos de los miembros de la comisión.
Hay otro matiz en la ley: un alumno no puede quedarse en la universidad más de dos años después de que se cumple el tiempo mínimo que dura su carrera.
Eso no me parece bien. ¿Cuál es el problema de que un alumno solo lleve dos cursos en el semestre? Eso atenta contra cualquier concepto de educación continua. Qué pasa si yo, por razones de mi trabajo, no puedo ir más de una noche por semana a la universidad. Dicho sea de paso, mi maestría en la Universidad del Pacífico la terminé así. Llevaba dos cursos por semestre y me tomó como tres años acabarla. Esta parte de la ley me parece ridícula y discriminatoria.
Lo veo muy crítico a la acción del Estado. ¿En época electoral nunca escuchó una propuesta sobre educación que le pareciera interesante?
Es que nadie tiene la intención de cumplir las promesas, para qué perder el tiempo. Muéstreme algún gobierno que haya hecho caso a su propuesta.
León Trahtemberg
Fuente: La República.pe