El 04 de noviembre de 1780, José Gabriel Condorcanqui Tupac Amaru II, cansado de recurrir en forma pacífica a las autoridades españolas con el objeto de poner fin a los abusos que se cometían con sus hermanos los indios, eligió el camino de la revolución armada para conseguir sus propósitos. Ese día toma preso al corregidor de Tinta don Antonio de Arriaga, quien es sometido a un proceso, sentenciado a la pena de la horca y ejecutado el 10 de noviembre de 1780. El 11 de noviembre Tupac Amaru II al mando de numerosos indios que le seguían fielmente llegó a Quispicanchis donde consiguió que se adhieran a su causa los indios de Calca, Paucartambo y Chumbivilcas. El 1o de noviembre mediante un bando declaran libre a los esclavos y pedían la colaboración de los criollos y mestizos. El 18 de noviembre se enfrenta a las tropas españolas que al mando de Landa habían salido en su busca, derrotándolo en la batalla de Sangarará. Su esposa Micaela Bastidas le aconsejo atacar el Cusco, pero el prefirió seguir a Puno.
La rebelión se propagó rápidamente. El virrey Jauregui envió tropas al mando del coronel Gabriel Avilés primero y. luego a mando del Mariscal de Campo José del Valle a quien acompañaba José Antonio de Areche a reforzar el Cusco. El 1° de enero de 1781 Avilés llega al Cusco. Tupac Amaru II lo hace el 15 de enero, pero 8 días después de sitio debe retirarse. El 25 de febrero llegan al Cusco las tropas españolas con José del Valle y Areche. El 4 de marzo 1700 hombres del ejercito español inician la persecución del cacique, lo toman p1isionero y lo llevan al Cusco. La sentencia contra él y su familia es dictada el 15 de mayo de 1781.
Antes de su cruel suplicio, el 18 de mayo de 1781, Tupac Amaru II presencia la ejecución de sus hijos, su esposa, parientes y colaboradores y como colofón la muerte del rebelde cabecilla insurgente: le cortan la lengua, le atan sus extremidades a cuatro caballos que han de correr en distintas dirección para descuartizarlo, lo que no consiguen; como no logran su fin cercenan sus miembros para exhibir sus partes en distintas lugares de la insurrección y para el escarmiento a posibles sublevaciones posteriores.
No consiguieron su fin, pues su muerte fue la semilla que germino los posteriores movimientos revolucionarios independentistas del imperio español.