Era casi un genio en matemática, siempre tuvo habilidad para resolver hasta las más difíciles ecuaciones, pero nunca pudo superar, como anhelaba, los problemas que lo atormentaban por el bullying que soportaba en su colegio.
Un escolar de 15 años, alumno del centro educativo religioso San Antonio Abad del Cusco, fue víctima de un escalofriante crimen. Dos compañeros suyos se ensañaron con él y le dieron cruel muerte.
Jefferson Farfán Mendoza solo deseaba ser feliz. Su madre, Marleny Mendoza, recuerda llorando que en clase lo envidiaban por su inteligencia y se burlaban de él por su marcada timidez.
Esta versión fue corroborada por el coronel Gastón Rodríguez Limo, jefe policial del Cusco. «El chico recibía maltratos físicos y psicológicos en el colegio», precisó el oficial, tras evaluar las indagaciones preliminares.
Rodríguez lamentó que las autoridades del plantel no hayan hecho nada para poner fin a los abusos que cometían los demás estudiantes.
¿Quiénes se deshicieron de Jefferson? La policía ya lo tiene claro. Fueron dos hermanos adolescentes que lo condujeron con engaños hasta una vivienda de la Urb. Sol de Oro, Mz. A, lote 7, distrito de San Sebastián.
Se trata de Rodrigo H.P. (14) y Álvaro Jesús H. P. (16). El primero fue intervenido en el inmueble antes indicado, escenario del homicidio. Al otro lo ubicaron, horas después, deambulando en el centro poblado de Izcuchada, provincia cusqueña de Anta.
Hermanos populares
Ambos, según los investigadores, admitieron haber solicitado a la víctima ayuda para resolver sus tareas. Le pidieron que les diera clases en la casa de la Urb. Sol de Oro, a donde Jefferson acudió confiado.
Él sabía que los hermanos eran los alumnos más populares del colegio. Quizá pensó que siendo gentil con ellos podría ganarse el respeto de sus demás compañeros.
Por desgracia el infortunado escolar, sin saberlo, selló su sentencia de muerte al acudir a la vivienda de Rodrigo y Álvaro. Ellos le infirieron 26 cortes en el pecho y tres en la nuca. También le cortaron el cuello con una hoja de rasurar. Previamente le dieron veneno, precisaron después forenses de la morgue local.
Madre ocultó cadáver
María P., progenitora de los adolescentes causantes de la muerte, también fue intervenida por la policía. Se le atribuye el presunto delito de encubrimiento real.
Ella confesó ante el fiscal de turno que al descubrir el cadáver en una de las habitaciones de su casa lo subió, como pudo, hasta la azotea y lo ocultó dentro de un costal de tela. «Mis hijos son casi unos niños, cómo iba a dejar que vayan presos», dijo la madre buscando explicación a sus actos.
Fuente: La República.pe