El respeto hacia los profesores

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Cada vez se escuchan más casos de alumnos que han insultado, humillado o incluso pegado a sus profesores. Antes esto era impensable puesto que, aunque no aguantaran al profesor, sí le tenían un respeto hacia él. Pero el problema no radica exclusivamente en los colegios, sino que el respeto hacia los demás se enseña en casa.

Desde bien pequeños se les debe enseñar a respetar a sus padres: no permitir contestaciones, pedir siempre perdón cuando su comportamiento lo requiera, saber que sus actos negativos tienen como consecuencia un castigo adecuado, etc.

Así, deben tratar con respeto a sus hermanos, a los abuelos, a los tíos, a la persona que nos ayude en casa, al conserje del edificio, a la dependienta del supermercado, etc.

Los hijos deben interiorizar desde la infancia que a todas las personas se les debe un respeto por su dignidad como seres humanos, diferente a la autoridad que cada uno emane por el cargo que ocupe dentro de la comunidad. De este modo, al llegar a la adolescencia sabrán tratar con la educación que se merecen a aquellos que les rodean, incluidos los profesores.

El significado del respeto hacia los profesores Los padres debemos desde casa inculcar una serie de ideas base para que nuestros hijos sepan lo que significa el respeto a sus profesores:

Como ocurre en toda relación social, no toda persona va a ser de tu agrado, es lo que normalmente se dice “me cae bien o mal”. Pero ello, no es motivo para faltar al respeto como persona al profesor “que no te cae bien” y tampoco para dejar de lado la asignatura que éste imparte.

Como toda persona, el profesor puede equivocarse. A estas edades debe ser el propio alumno quien solucione cualquier discrepancia; eso sí, con la educación y respeto debido.

Como padres no debemos manifestar ante nuestro hijo esos fallos que observemos en el profesor. Lo mejor es decir al hijo que es necesario conocer las dos versiones. Por eso, procuraremos hablar con dicho profesor, antes de defender “a capa y espada” a nuestro hijo. E incluso, aun teniendo razón el hijo, le indicaremos que lo solucione con el profesor.

Ante un castigo determinado por un profesor, estemos de acuerdo o no con él, nuestro hijo debe cumplirlo, siempre que no atente contra su dignidad.

Esto se extiende a cualquier determinación normativa de carácter colegial. Se debe aceptar las normativas existentes en el colegio de nuestros hijos, siempre que no afecte a principios básicos.

A estas edades el ejercicio educativo fundamentalmente debe basarse en la reflexión por parte del hijo, para que interiorice y haga suyo aquello que se le indica.

Como reflexión nuestra y de ellos, vale esta cita de Johann Wolfgang von Goethe: “Es fácil temer, pero penoso; respetar es difícil, pero más dulce”.

Nuestro ejemplo siempre es importante. Deben ver que luchamos y nos esforzamos por ser respetuosos con todos: no criticar, respetar las diferentes opiniones, etc.

Cómo educar en el respeto a los profesores

No debemos seguir la corriente a los hijos cuando nos hablen de malos modos de algún profesor.

Es diferente que, de manera objetiva, podamos reconocer que hay unos profesores más competentes que otros, pero siempre evitando descalificaciones.

Puede ocurrir que nuestro hijo no encaje con un profesor determinado. Esta circunstancia podemos volverla a nuestro favor, explicando al hijo que es muy bueno aprender en la vida a convivir con personas de caracteres distintos o incompatibles con los nuestros. Hoy será en el colegio y en el futuro en su trabajo profesional.

Debemos enseñar a nuestros hijos que, aunque perciban que tienen razón ante una actitud injusta de su profesor hacia ellos, por la autoridad que éste tiene dentro del aula no se le debe contestar en público. Más tarde que procuren aclararlo en privado.

Es aconsejable que examinemos los comentarios acerca de los jefes o compañeros de trabajo. Podemos faltar al respeto, siendo incongruentes entre lo que decimos y hacemos ante nuestros hijos.

 

Fuente: HacerFamilia.com