En la historia peruana los gobiernos de turno han coincidido en un tema, a pesar de sus diferencias ideológicas, políticas o programáticas: ignorar casi por completo la importancia del deporte para un país que quiere ser grande y desarrollado. Los mandatarios, hayan sido demócratas o dictadores simplemente lo pasaron por alto.
Una vez más la delegación bicolor regresará de Los Juegos Olímpicos sin pena ni gloria, pero no por culpa de ella. Antes de Londres, como de los anteriores Juegos Olímpicos sabíamos de antemano que los resultados serían los mismos. CERO. De no ser por esfuerzos individuales, por el apoyo de sus familias y de patrocinadores privados la presencia en Londres hubiera sido también CERO. No hablamos de pagar pasajes o viáticos. Nos referimos a preocuparnos desde las raíces en la vida de los deportistas.
Ellos acudieron prácticamente por méritos propios y por el apoyo de empresas privadas conscientes y comprometidas con inversiones para que se preparen y entrenen, pero no basta. Ahora bien, si seguimos con los detalles podemos percatarnos que no tuvimos en esta cita ninguna selección nacional, es decir un equipo de fútbol, voleibol, básquet, hockey, etc.
La preparación, cuando son selecciones nacionales está a cargo de las federaciones. Cuatro medallas en la vida de Los Juegos Olímpicos. Las valientes chicas del voleibol en 1988 con una de plata y las otras tres en tiro. Oro para Edwin Vásquez en 1948, Francisco Boza en el 84 con una de plata y con igual galardón Juan Giha en el 92.
Los niños son otras de las víctimas de esta desidia. La palabra ‘sembrar’ en la edad crucial, en la que se construyen los cimientos, que luego sostendrán con fuerza y seguridad las siguientes etapas de su desarrollo y competividad no está en su diccionario. Los niños talentosos se pierden en el camino y optan por rutas alternativas, muchas de estas con un punto de llegada negativo.
¿Por qué nos empecinamos en truncar sus sueños de un porvenir brillante? ¿Por qué el abandono al deporte? Las cifras y los resultados no engañan. Hace décadas que venimos en picada y si no hay un rápido cambio de rumbo el destino que nos aguarda es ser los últimos del mundo.
Nosotros colegas, priorizamos las informaciones que dan sintonía, lectoría, ratings y otras mediciones que han esclavizado el manejo de contenidos, pero no somos responsables. Órdenes superiores nos han convertido en vendedores, un insulto para el trabajo que desempeñamos.
Hablo por los jóvenes de la vela, del ajedrez, de las artes marciales, del automovilismo, del surf, del tiro y demás. Este último es el más representativo caso. Con tres de las cuatro medallas que se ganó les pregunto: ¿Cuántas noticias publicamos del tiro? ¿Cuánto desembolsa el gobierno para su federación? Me dirijo al Presidente, quien tiene la oportunidad de ser recordado por devolverle al deporte y a los niños lo que les corresponde. Mi homenaje a los empresarios por su invalorable contribución.