Toda nación, como la peruana, tiene una historia llena de costumbres, ritos, tradiciones, que en conjunto forman su folklore, lo que representa la conciencia nacional.
El folclore es la expresión auténtica de un pueblo que abarca sus tradiciones, leyendas, costumbres, música, danzas, etc. Precisamente estas peculiaridades distinguen una cultura de otra.
Para revalorar estas manifestaciones populares, el mundo acordó señalar esta fecha como el Día Mundial del Folclore, elegida en recuerdo a aquel 22 de agosto de 1846, cuando William G. Thorns público en la revista londinense “Atheneum” un carta en la que por primera vez usó el término “Folclore”.
Este término era una palabra que había creado con la unión de dos voces inglesas: folk (pueblo) y lore (saber) para referirse a todas las manifestaciones ancestrales de las culturas del mundo que sobreviven hasta la actualidad; es decir a la sabiduría, artes, música y costumbres del pueblo transmitida de padres a hijos desde tiempos inmemoriales, la cual nos permite identificarnos como una nación.
En nuestro país –por su amplio territorio y diversidad geográfica y climática—se han desarrollado a través de la historia diversas culturas con diferentes costumbres y tradiciones entre sí, que persisten a pesar de la injerencia europea. Por ejemplo, las costumbres del poblador del departamento de Loreto difieren, en algunos aspectos, a la del poblador de Puno y las de éste, a las del huancaíno.
El folclore se manifiesta con toda su grandiosidad y riqueza en las fiestas patronales o tradicionales de los pueblos. En casi todos los poblados del país, rinden homenaje a un santo patrón o santa patrona, oportunidad donde los habitantes manifiestan toda su alegría mediante los bailes de sus danzantes y los potajes propios del lugar.
Es deber y derecho de todos conocer, respetar y difundir aquellas muestras que representan la identidad de su país, pues nuestra historia es nuestro principal recurso para hacer un futuro mejor que debemos legar a las futuras generaciones.