La multitudinaria marcha —60 mil personas según la Policía; cien mil según los organizadores—, reunió en Santiago a estudiantes, profesores, padres y trabajadores de otros gremios, como el de la industria del cobre, y empleados públicos.
Vestidos con sus uniformes, portando pancartas en las que señalaron que “la educación se está muriendo de hambre”, los manifestantes caminaron por la céntrica avenida Alameda y calles aledañas.
“Tengo dos hijos y no me alcanza el dinero, ellos van a terminar endeudados por muchos años. Le pido al presidente que entienda a la gente que ya no puede pagar los créditos”, dijo Graciela Hernández, una de las manifestantes.
El tono pacífico cambió casi al final de la manifestación, cuando un grupo de encapuchados se enfrentó con piedras y palos a los policías sobre el céntrico Paseo Bulnes, a pocos metros del palacio presidencial de La Moneda.
Igualmente se vieron escenas de saqueo y de vandalismo en que encapuchados arremetieron contra semáforos o señales de tránsito.
Con estas movilizaciones, las federaciones estudiantiles exigen al Gobierno una garantía constitucional de una educación pública gratuita y de calidad, la prohibición del lucro en las universidades privadas y la devolución al Gobierno, desde los municipios, de la administración del sistema educativo primario y secundario.