En un vuelo comercial proveniente de Miami (Estados Unidos) y promediando las nueve de la noche, regresará a nuestro país el exteniente del Ejército Telmo Hurtado, extraditado por su participación en la matanza de 69 campesinos, entre adultos y niños, de Accomarca (Ayacucho) en 1985.
¿Qué pasó en Accomarca?
El caso de la comunidad ayacuchana de Accomarca es emblemático dentro del escenario de lo que significó la llamada guerra interna propiciada por Sendero Luminoso y una muy equivocada política de las Fuerzas Armadas.
Si bien la matanza de Accomarca no es el único episodio de sangre en la década de los ochenta, sí es negativamente importante por la sangre fría con que actuó la patrulla del entonces subteniente Hurtado y por la impunidad que disfrutó a pesar de todo, desde su estancia en Miami.
La mañana del 14 de agosto de 1985, aproximadamente 25 soldados a la orden de Hurtado y del teniente Juan Rivera Rondón llegaron a Llocllapampa, a tres kilómetro de Accomarca, y reunieron a los pobladores en la plaza.
Es entonces que separaron a hombres, mujeres y niños para dirigirlos a tres viviendas que incendiaron y a las que lanzaron granadas, a pesar de las súplicas de los comuneros. Pocos sobrevivieron.
Los soldados aseguraron que los campesinos colaboraban o formaban parte de las huestes terroristas, aunque es muy conocido que la “guerra” encontró a los pobladores de Ayacucho en el camino de las balas.
Por el horror de la opinión pública frente a estos hechos, el primer gobierno de Alan García ordenó una investigación que presidió Javier Valle Riestra, la misma que llegó a entrevista a Telmo Hurtado.
“Según mi decisión que yo he tomado, yo la considero correcta (…) Ustedes no viven las acciones de guerra que nosotros vivimos acá (…) A nosotros no nos agrada pero tenemos que cumplir para darles un mejor gobierno (…) Nosotros tenemos que realizar esas cosas por ustedes”, dijo Hurtado en aquella ocasión sin ningún tipo de remordimiento. Empezó a ser llamado “El carnicero”.
A pesar de su confesión, Hurtado continuó con su carrera en el Ejército gracias a la amnistía general que decretó el entonces gobierno de Alberto Fujimori. Cuando la prensa recordó su pasado, ya era mayor. Recién con el escándalo, el Ejecutivo pidió su baja en 1999.