El Premier, en su mensaje al Congreso, señaló que habrá nombramiento de 38 mil docentes (consecuencia de una ley que promovimos); aumento progresivo a los maestros, para lo cual instalamos una comisión a fin de evaluar su viabilidad técnica y financiera; metas de aprendizaje al 2021, dándole énfasis a la mejora de la calidad en la secundaria y en el ámbito rural; acceso a internet en los próximos tres años en el 35% de las instituciones educativas. Todo esto está muy bien, porque muestra voluntad de continuidad con lo que se ha venido trabajando en los últimos meses.
Llama la atención que el Premier diga: “Tenemos que recuperar el tiempo perdido y poner el pie en el acelerador”. ¿Tiempo perdido? Esto no es justo si se refiere al tiempo de mi gestión, considerando que entre setiembre del 2017 y marzo del 2018 se hicieron efectivas todas las mejoras salariales a los profesores, auxiliares y promotoras; se intensificó la meritocracia con evaluaciones de desempeño, ascensos y acceso a cargos directivos; se mejoró el currículo -que ya está listo- definiendo con precisión los valores, los contenidos referidos al fenómeno del terrorismo y a la educación sexual, y restituyendo el área de Historia, Geografía y Economía. Igualmente, se trabajó un proyecto de reorganización del Minedu -está listo y financiado- para crear la Dirección de Tutoría, con el fin de acompañar a los niños, niñas, jóvenes y adultos para prevenir la violencia en general, contra la mujer y entre escolares.
Se realizó la racionalización del gasto, de órdenes de servicio y consultorías para hacer posible la designación de 1500 especialistas en las direcciones regionales y de las UGEL, y capacitar a 40 mil maestros de secundaria; y, muy importante, se llevó adelante un diálogo con los maestros, padres de familia y otros -a nivel nacional- para recuperar el liderazgo, la rectoría y el principio de autoridad en el sector.