Salomón Lerner Febres días atrás llegó a Arequipa. En una entrevista que concedió a este diario el expresidente de la Comisión de la Verdad y de la Reconciliación recomienda que las conclusiones del informe de la violencia armada formen parte de la currícula escolar.
Pasaron 13 años de la presentación del Informe de la Comisión de la Verdad.
Sí. Ese informe de la Comisión tiene nueve volúmenes de seis mil páginas. Fuera de relatar los hechos de violencia ocurridos entre 1980 hasta el 2000, se analizó las posibles causas del conflicto y se señaló las afectaciones. Se recomendó una serie de reformas en las instituciones a fin de lograr una sociedad más reconciliada y justa. No debemos olvidar que por detrás hay una historia de exclusión. Había brecha entre los peruanos.Esa brecha todavía no se ha acortado.
Esa brecha no se puede acortar en poco tiempo, pero se puede tomar la decisión para que las brechas desaparezcan y que todos tengan igualdad de oportunidades.
¿Cuáles fueron esas reformas que recomendaron?
Un reforma profunda del Poder Judicial que estaba atravesado de corrupción, donde había jueces y magistrados que no aplicaban la justicia por razones de dinero y algunos por miedo. También se debía reformar la educación. Y se recomendó reparar a las víctimas del conflicto, aquellos que estaban entre el Estado y los terroristas. La comisión identificó casi 70 mil muertes y desaparecidos.
¿Los gobiernos cumplieron con esas recomendaciones?
Bueno, se ha avanzado un poquito en reparaciones. El camino es difícil porque los tres gobiernos comprometidos en los 20 años de violencia son Acción Popular, APRA y el fujimorismo. Estos partidos tienen vigencia hoy y no quieren aceptar su responsabilidad. También hay responsabilidad en las Fuerzas Armadas.
Cuando salió lo del Movadef, un grupo pro-senderista que quería inscribirse en el Jurado como partido político, salió a debate que las conclusiones de la Comisión de la Verdad sean incluidas en la currícula escolar para que los jóvenes no sean engañados.
Claro. Si existe el Movadef es porque los jóvenes son engañados. Se les hace creer que Abimael Guzmán era un luchador social al cual se le tiene que liberar, y sabemos más bien que era una persona desquiciada que quería la revolución mundial a costa de muertes.
¿Es difícil incluir en la currícula este tema?
No. No debiera ser así.
Entonces, ¿cuál es el temor?
El temor es de los partidos políticos comprometidos y el rechazo que vayan a recibir en elecciones.
Pero les están negando a generaciones conocer su pasado. Hay chicos que no saben quién es Abimael Guzmán, hasta lo confunden con algún artista.
Exacto. Espero que esto lo resuelva el nuevo gobierno, que no tiene estos prejuicios e intereses, y pueda incluirlo. Porque olvidar esta parte de la historia es perder identidad. Es un deber del Estado enseñarles.
¿Es cierto que el fujimorismo derrotó al terrorismo?
No. Vea, el triunfo sobre los senderistas empieza cuando las Fuerzas Armadas se dan cuenta en el interior del país que los campesinos no son sus enemigos y se forman las rondas campesinas y los comités de autodefensa y ellos son los que vencen a Sendero y los sacan de la sierra. Es allí cuando Sendero va a la capital y pone los cochesbomba.
Allí, sin grandes peleas, un grupo de policías al que ni le hacían caso, el Grupo Especial de Inteligencia (GEIN), siguió la pista hasta encontrar a Guzmán. Cae Guzmán y ahí murió el problema. Ese movimiento era mesiánico. Preso él, se desbarata todo. Y Guzmán, poco valiente, empezó a denunciar a su propia gente.
Pero Keiko pregona que su padre acabó con Guzmán.
No es cierto. Cuando atraparon a Guzmán, Fujimori estaba pescando en la selva y cuando se enteró pidió que se lo entreguen para presentarlo en la prensa y los del GEIN no lo quisieron entregar. Pero tenemos una corta memoria que olvidamos cómo fue la cosa. Un chico de 21 años que ahora vota en el 2000 tenía 5 años; no se acuerda.
¿Hay rezagos del terrorismo?
Se manosea demasiado ese tema. Lo que creo es que hay algunos remanentes que ahora actúan al servicio del tráfico de drogas. Sin ideología.
Fuente: larepublica.pe