El 24 de junio es el día de reconocimiento al campesino porque es el propulsor y el generador de la riqueza agrícola en el país y por sus esfuerzos por mantener alimentada a su población.
En la época de los incas se consagró el 24 de junio como un día especial para rendir homenaje y agradecer a la madre tierra por sus frutos que recibía el hombre. El Inca en la fiesta del Inti Raymi o fiesta del sol era el primero en hacer el brindis con su copa de chicha en sus manos. Garcilaso de la Vega, en sus comentarios Reales, con relación a esta fiesta dice : «Nueve días duraba el celebrar la fiesta del Inti Raymi, con la abundancia del comer y beber que se ha dicho y con la fiesta y con la fiesta y regocijo que cada uno podía mostrar; pero los sacrificios para tomar los agüeros no los hacían más del primer día, pasados los nueve, se volvían los curacas a sus tierras con licencia de su Rey, muy alegres y contentos de haber celebrado la fiesta principal de su dios el Sol».
Todo lo que habían hecho los incas por la agricultura, en la colonia se perdió. Los campesinos fueron llevados a las minas como bestias de carga, dejaron sus ayllus y su técnica adelantada como muestran los andenes y la clasificación de sus tierras en topos para convertirse en esclavos. Por la ambición del oro y la plata de los españoles, el campesino perdió su valor productivo y decayó la agricultura.
La Ley Nº 17716 o Ley de Reforma Agraria, promulgada en el gobierno del general Juan Velasco Alvarado dio al agro la importancia que se merecía. El Día del Indio que se consideraba como algo peyorativo fue cambiado por el 24 de junio como el «Día del Campesino». En este sentido, en el Perú, que es un país por esencia agrícola, rendimos el 24 de junio de cada año un merecido homenaje a la mayor parte de su población, a la que siembra la semilla, abona la tierra, la ara y cosecha sus frutos.