El día 25 de noviembre se eligió por los organismos internacionales, gubernamentales y asociaciones como el día Internacional contra la Violencia de Género. Se trata de concienciar a la sociedad sobre las situaciones de desigualdad y discriminación que aún en pleno siglo XXI siguen viviendo las mujeres en todo el mundo, así como concienciar acerca de la importancia de educar desde la infancia y adolescencia para prevenir todo acto de violencia y discriminación hacia las mujeres
La violencia física contra la mujer ha alcanzado cifras de terror en nuestro país: tanto el Ministerio de la Mujer como la Defensoría del Pueblo confirman que el 39% de las peruanas ha soportado maltratos de sus parejas.
Estos cuadros se han ido agravando con el incremento de los casos de feminicidio: más de 100 en lo que va del año, según cifras oficiales. Para la ONG Manuela Ramos, estos casos pudieron prevenirse, pero la inadecuada preparación de los operadores de salud y justicia lo imposibilitaron. “De estos casos, se mantiene un promedio de 22% de mujeres que denunciaron a su agresor, pero las fallas en el sistema evitaron una acción inmediata. Y esto tiene que ver con los propios prejuicios”, explica María Elena Reyes, directora de la ONG Manuela Ramos.
La respuesta tardía, incorrecta o nula del Estado tiene una repercusión no solo en los casos de feminicidio, sino también en futuros homicidio y suicidios. “El impacto es brutal”, advierte Reyes, frente a una realidad que parece haberse desbordado.
Poner fin a la violencia contra las mujeres es uno de los objetivos prioritarios de ONU Mujeres, que cada año desarrolla intensos programas a nivel mundial para intentar atajar este problema. La tarea, no en vano, es más bien compleja, pues la violencia contra mujeres y niñas supone una de las violaciones más reiteradas de la Declaración de Derechos Humanos. De acuerdo con un estudio desarrollado en 2013 por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 35% de las mujeres de todo el mundo han sido víctimas de violencia física y/o sexual.