No hay duda de que la educación pública va de mal en peor desde que la ministra Salas asumió el cargo. En primer lugar, se allanó a las exigencias del sindicato, archivando la reforma del profesorado.
Luego, canceló un programa de becas en las mejores universidades peruanas para los más aplicados, dando paso a un esquema para enviar, entre otros países a Cuba, a los becados. También dejó de lado muchas de las obras pendientes en los colegios emblemáticos.
Asimismo, ha existido una serie de denuncias de malos manejos en las compras de laptops por parte de su ministerio, las que nunca se aclararon y que tenían a importantes financistas del partido de gobierno entre los involucrados.
Ahora nos damos con la sorpresa de que 748 colegios en Lima podrían no estar en condiciones de iniciar clases el 4 de marzo, afectando a unos 400 mil escolares, ya que el ministerio habría congelado una partida de 300 millones para acondicionarlos. La justificación que habrían dado sería que quisieran hacer una nueva evaluación para decidir cómo gastarlo.
Es evidente que Salas –quien durante años trabajó al lado de activistas de Patria Roja que controlan hace cuatro décadas el sindicato– le está imprimiendo un fuerte tinte político a un sector fundamental para el futuro de los peruanos. Más aun, no solo han suspendido cuanto programa había iniciado el gobierno anterior, sino que además el Sutep se está infiltrando en puestos claves en el ministerio, lo están copando.
Esto último es alarmante porque el motivo por el cual el Perú tiene la peor educación pública de América Latina es la intransigencia del sindicato que nunca ha permitido diferenciar a los maestros esforzados de los irresponsables o de aquellos dedicados al proselitismo partidario. Por lo que ningún cambio dará resultado mientras el Sutep no sea confrontado. Sin embargo, para siquiera iniciarlo habrá que esperar a que la actual ministra deje el cargo.
Fritz Du Bois, La opinión del director
Fuente: Perú 21.pe