La Comisión de Educación del Congreso espera terminar las audiencias descentralizadas del presente mes para elaborar el dictamen de ley que consagra elecciones directas, secretas y universales para escoger a las autoridades universitarias.
Al respecto, existen hasta cuatro proyectos de ley con igual iniciativa, del presidente de la Comisión Rennán Espinoza (AP), y de los legisladores nacionalistas Jorge Rimarachín, Jhon Reynaga y Rubén Condori, cada uno con su propio proyecto.
En todos los casos se regula la elección de rector, vicerrector y decano, así como su revocatoria, modificando la Ley Universitaria, que actualmente estable la elección indirecta, a través de la asamblea.
El proyecto de Espinoza propone que el rector y vicerrector se eligen en el mismo proceso, el periodo es de 4 años, no hay reelección inmediata, y el ganador lo hace con más de la mitad de los votos. Si no hay ganador, de va a la segunda vuelta entre los dos más votados.
Los votos se reparten de la siguiente manera: estudiantes (45%), docentes (45%), graduados (5%) y trabajadores (5%).
La elección del decano se hace bajo los mismos términos, con la diferencia que solo participan alumnos, con 55 por ciento de los votos, y docentes, 45%.
Para la revocatoria, para acceder a la revocatoria se necesita el 25 por ciento de las firmas del padrón, y para declarar la vacancia, los dos tercios de los votos.
El proyecto de Rimarachín difiere que el cargo de rector y vicerrector es por 5 años, y es elegido por no menos de dos tercios de los docentes ordinarios, y un tercio de los alumnos.
El proyecto de su colega de bancada Reynaga es muy parecido al de Espinoza, pero difiere en el ponderado de los votos; 45 por ciento para estudiantes, 45 por ciento docentes, y 10 por ciento exalumnos. No se considera a los trabajadores.
Por último, Rubén Condori, también nacionalista, propone que el cargo de rector y vicerrector sea de cinco años, no reelegible, con un ponderado en la votación de dos tercios para docentes ordinarios, y un tercio para los alumnos.
El establecimiento del voto universal y directo para la elección de rectores en las universidades es considerado por algunos especialistas como una forma efectiva de acabar con la excesiva politización y desgobierno generado por el mecanismo de elección indirecta vigente.