Cuando eres docente piensas que tu trabajo consiste en dar respuestas. Pues nada más lejos. De lo que se trata es de hacer las mejores preguntas, porque haciendo las mejores preguntas serás capaz de dar lo mejor que hay en ti, te permitirá ser cada día mejor en tu trabajo y eso repercutirá favorablemente en tu vida personal. Pues bien, hay una pregunta que me parece que deberías hacerte con frecuencia y es, ¿qué me aleja de mis alumnos? Pues bien, si sigues leyendo encontrarás, como mínimo, diez respuestas.
¿Qué te aleja de tus alumnos?
- Pronombre tú. Nunca te dirijas a un alumno utilizando el pronombre tú. Por ejemplo, Tú, ven aquí. Para mí tiene una carga tremendamente negativa, es impersonal y autoritario. Además tiene un alto valor intimidatorio que no hace más que minar la autoestima de tus alumnos. Cambiando una orden por una pregunta abierta, consigues crear un puente con el alumno, un lazo emocional que siempre te reportará beneficios.
- Dualidad. ¿Por qué te empeñas en ser de una forma dentro del aula y de otra forma fuera de ella? Si te paras a pensar por un momento en tus alumnos, comprobarás que ellos son siempre los mismos. ¿Por qué no puedes hacer lo mismo? ¿Qué ganas siendo dos personas distintas? Si te quieres ganar a tus alumnos, debes ser consciente de que cuanto más coherente seas contigo mismo, más valor le darán tus alumnos a esta cualidad. No se trata de ser mejor, simplemente se trata de ser siempre uno mismo en todo momento.
- Miedo. Enseña desde el miedo y estarás cada vez más alejado de tus alumnos. Como docente nunca debes confundir estos tres términos: respeto, autoridad y miedo. En muchas ocasiones nuestra conducta en el aula es la de impartir miedo, de enseñar a través del miedo y la amenaza. Por tanto, debes saber que el miedo disminuye la autoestima y anula la empatía con tus alumnos. De lo que se trata no es de dar miedo, sino de enamorar. Si no, compruébalo en este enlace.
- Error. Nunca te cebes con el error. Todo lo contrario. Debes premiarlo. No olvides nunca que si un alumno nunca se equivoca, nunca será capaz de aprender nada nuevo. El error forma una parte esencial del proceso de enseñanza-aprendizaje y así es como hay que verlo. No hay que castigar nunca el error. Todo lo contrario. Hay que hacer del error una oportunidad para que tus alumnos ganen en seguridad, se arriesguen a decir lo que piensan y lo que sienten. Hoy más que nunca hay que enseñar no desde el acierto, sino desde el error y así conseguirás tener alumnos más seguros de sí mismos y obtendrás así mucha más empatía con ellos.
- Generalización. Sois el peor grupo. Sois el grupo con peores notas. Sois la clase que peor se porta… Así podría seguir enumerando frases y más frases tremendamente negativas para el grupo y también para ti. ¿Cómo quieres ganarte a tus alumnos usando tales generalizaciones? Las generalizaciones, tanto para bien como para mal, son muy dañinas para un grupo clase. De lo que se trata es de personalizar al máximo. Sacar el máximo partido de cada uno y nunca desde la generalización ni la comparación, sino partiendo del propio alumno. Cuanto más pienses en términos de grupo, más alejado estarás de cada uno de los alumnos de dicho grupo. Trabaja desde la individualidad. Haz ver a cada alumno de forma individual cuáles son sus capacidades, sus puntos fuertes y en cuáles debe mejorar. Si individualizas, lo que conseguirás es hacer un grupo más fuerte y un grupo más fuerte siempre será un grupo que funcionará mejor.
- Promesas. ¿Cuántas promesas has hecho en clase que después no has cumplido? Debes ser extremadamente cuidadoso con las promesas que haces a tus alumnos, al igual que las amenazas. Siempre pienso que tus alumnos tienen un sentido de lo que se entiende por justicia mucho más estricto que el que tienes tú. Por tanto, evita las promesas y, en la medida que te sea posible, transfórmalas en pactos. La promesa es unidireccional, mientras que el pacto es un acuerdo entre dos o más.
- Roles. Este apartado es crucial para mí y creo que también debería serlo para ti. Como docente, tienes muy definido el rol tanto de docente como de alumno. Pues bien, creo que en la actualidad, más que nunca se hace necesario que el alumno asuma otro rol que no sea exclusivamente el de alumno. Me explico. En una clase con un docente y veinte alumnos hasta ahora se pensaba que el único que tenía algo que enseñar era el docente. Si lo piensas bien es un auténtico disparate. Piensa en el potencial de lo que puede enseñar una única persona y de lo que podrían enseñar veinte. Cuantas menos opciones des de cambiar de rol a tus alumnos, estos alumnos más alejados estarán de ti, porque la enseñanza unidireccional a la larga sólo crea aburrimiento. Nunca pienses que eres un docente aburrido. Si eres aburrido es porque crees y haces creer a tus alumnos que eres el único que tiene algo que aportar en una sesión lectiva. Si no estás dispuesto a aprender de tus alumnos, ¿por qué te extrañas cuando ellos no quieren aprender de ti?
- Perdón. ¿Cuándo fue la última vez que pediste perdón delante de tus alumnos? Si no eres capaz de recordarlo, entonces tienes un problema. Aún existe esta idea preconcebida del docente que lo sabe todo, que tiene todas las respuestas. Otro error que no hace más que alejarte de tus alumnos. Si antes he dicho que el error bien gestionado conlleva un aumento de la autoestima de tus alumnos, el saber pedir perdón, el reconocer que nos hemos equivocado te hace más humano, te acerca tus alumnos, aumenta la empatía con ellos. El perdón, como el error, siempre deben ser tus aliados, siempre deben humanizar y acercar a las personas.
- Privilegios. Te sientas en una silla más cómoda. Tienes una mesa más grande. Nunca borras la pizarra. Nunca vas a por tiza. Puedes llegar tarde. Privilegios y más privilegios. No digo que no sean necesarios. Simplemente creo que se trata de gestionar de la mejor manera posible estos privilegios porque pueden hacer que te alejen aún más de tus alumnos. Me explico. Los privilegios pueden provocar distanciamiento, pero mal utilizados dan la sensación de superioridad, de menosprecio hacia los que te rodean. Hay docentes que le dan mucha importancia a estos detalles. Pues bien, en mi opinión, cuanta más importancia les des a dichos detalles, más alejado vas a estar de tus alumnos, más difícil te será conectar con ellos. Usa estos privilegios desde la naturalidad, pero nunca desde la prepotencia.
- Distanciamiento. Dicen que la distancia es el olvido. Este último punto está muy ligado al de los privilegios. Tanto si eres tutor, como si eres dado a dinámicas de grupo o actividades de aprendizaje cooperativo te recomiendo que en determinados momentos de la sesión lectiva intentes mimetizarte con ellos, ser uno más del grupo. Se trata de una actuación altamente efectiva y que te reportará una mejora, un acercamiento en la relación con tus alumnos. Por unos instante sé uno más, coopera con tus alumnos en mover mesas y sillas, sé uno más a la hora de colgar unos murales en las paredes del aula, siéntate con ellos, mézclate con ellos cuando estéis viendo algún contenido audiovisual. Siempre he pensado que en una sesión lectiva hay tiempo para enseñar, pero también hay tiempo para cooperar, para que vean tu implicación con lo que haces, para que vean la pasión que sientes por tu trabajo.
En este artículo te he hecho una pregunta y te he dado diez respuestas. Ahora te toca a ti preguntarte qué puede hacerte mejor docente. Ahora te toca a ti hacerte las mejores preguntas. Ahora te toca a ti encontrar las mejores respuestas.
Fuente: http://justificaturespuesta.com/