Cada 10 de agosto se recuerda el fallecimiento de Bartolomé Herrera, sucedido en el año 1864. Nació el 24 de agosto de 1808 en la ciudad de Lima. Fue alumno interno del Convictorio de San Carlos, donde estudió filosofía, matemáticas y teología, siendo graduado en Artes.
Cuando todavía cursaba teología, a los 18 años le dieron una cátedra de filosofía y matemáticas. En 1831 fue ordenado sacerdote y su labor pública se inició con el sermón en las exequias del presidente Agustín Gamarra en 1842. A partir de ahí, ganó fama de gran orador y hombre de ideas geniales.
Fue rector del Convictorio de San Carlos e incursionó en la política, siendo ministro de Estado en los gobiernos de Rufino Echenique y Ramón Castilla, además de ser Presidente del Congreso de la República.
Fueron épocas en que personas vinculadas con el clero podían ejercer cargos en la política del país, en un trabajo en pro del bien común de la sociedad. En ese cargo, Herrera promovió una reforma educativa, social y moral, pero su muerte, ocurrido el 10 de agosto de 1864, truncó todos sus ideales.