Tradicionalmente se define como analfabeto a la persona que no sabe leer ni escribir; pero actualmente se incluye en esta situación a las personas que sabiendo leer y escribir son muy limitados sus conocimientos. Es más, la persona que ha sido alfabetizada pero que por desuso ha olvidado estas habilidades vuelve a devenir en analfabeto.
El analfabetismo en si es un problema para la persona que lo vive; pero lo es también para el país; pues este estado de cosas corta el anhelo de superación de las personas y retrasa el progreso de los pueblos.
En el Perú existen desgraciadamente un gran porcentaje de personas analfabetas y estas provienen de los sectores E y F de nuestra sociedad que son los desposeídos y excluidos. Y en otras latitudes como África y Asia esta problemática es más aguda.
En 1965 en el Congreso Mundial de Ministros de Educación llevada a cabo en Teherán y propiciado por la UNESCO aprobó significativos a cuerdos para combatir el analfabetismo y firmaron la declaración de Persópolis (ciudad donde se efectuó la reunión) en la que acuerdan que el 8 de setiembre de celebre el “Día de la alfabetización”.
El gobierno actual consciente de la importancia de incentivar en la lectura y la escritura a toda las personas como base de la cultura se ha impuesto a reducir significativamente el analfabetismo y para tal fin propiciar que no solo se aprende a leer y escribir, sino que se continúe cultivándose permanentemente a través de la educación en las diferentes variantes que ofrece.